Melania Trump: ¡Déjalo y huye!

Que sí, boba, que le digas adiós, bye bye, au revoir, dovidenia…

Han pasado ya cinco días desde que abrí el ojo, un miércoles por la mañana, y me quedé estupefacta al leer en redes lo de Trump. Ingenuidad la mía, dicen muchos, ahora que circulan tantos artículos, no poco interesantes, sobre los motivos de esa victoria (entre ellos, este del pasado mes de julio de Michael Moore, recomendable). Que ya ha moderado el discurso, que era falso todo lo que prometía hacer, pues una vez en la Casa Blanca tendrá que acoplarse a la realidad, continúan diciendo algunos, que ya no lo ven con tan malos ojos. La alternativa, Hillary Clinton, dicen, tampoco era para tirar cohetes.

A mí lo que representa este señor y sus trumpadas –por no bajarme de la buena educación lo de ‘señor’–, me da de frente, y aunque realmente no haga todo lo que ha dicho que hará –que yo lo dudo–, solo por decirlo es para lanzarlo a él y a sus secuaces a ese exoplaneta al que quería irse mi compañero PabloBarber en su último post. (Pablo, es más fácil que nos organicemos y lo mandemos a él en vez de irnos nosotros, ¿no crees?)

Pero a pesar de todas las burradas que hemos escuchado en esta larga campaña contra los negros, inmigrantes, mujeres, latinos y demás colectivos que detesta, porque no representan el espíritu que supuestamente él encarna (me pregunto si es el espíritu de la ignorancia, el pobre), me preocupa sobre todo que alguien que le toca el culo a las mujeres sin su permiso y en público, que las acosa, que de su propia hija dice que tiene un “voluptuoso trozo de culo“, que es un misógino descarado, un machista recalcitrante y no sigo la enumeración, tenga a su lado a una mujer que se siente orgullosa. A ver, Melania, de verdad, no necesitas a ese elemento a tu lado, ten dignidad, ¡déjalo y huye! No tengo mejor consejo que darte.