Melanie Cassarino es jefa de Informática en Salud en el Instituto Alexander Fleming (IAF), Una joven profesional que marca el pulso en materia de enfermería informática y que plantea la necesidad y la importancia de empoderar digitalmente al personal de salud de la primera línea de atención.
La enfermería informática se impone como un nuevo perfil en la primera línea de una atención médica de calidad, por eso, en Telemedicina – Salud en Línea entrevistamos a Melanie Cassarino, responsable del área en Instituto Alexander Fleming (IAF) y una persona con un enfoque claro sobre el tema. Enfermera profesional por la Universidad de Buenos Aires (UBA) y especializada en su paso por el Hospital Italiano de Buenos Aires (HIBA), Cassarino realiza definiciones sobre la práctica, aborda el ninguneo profesional que muchas veces recibe ese sector, y plantea los desafíos organizacionales y la importancia de robustecer el área y de formar profesionales.
En julio de 2021 asumió la jefatura de Informática en Salud en el IAF donde, junto a un equipo que se desarrolla dentro de la Gerencia de Sistemas y que está conformado por Oscar Obregón, enfermero informático; Agustín Paoloni, médico oncólogo e informático en formación; Romina Frangella, psicóloga especialista en sistemas de información; y Giuliana Colussi, socióloga especialista en informática en salud; gestionan los proyectos y procesos de informatización.
Al momento de las definiciones, Cassarino sentenció que la enfermería informática “es la aplicación del conocimiento de enfermería junto al de las ciencias de la computación”, y consideró que se trata de una disciplina integrada por las ciencias de la información y de la comunicación, por la virtud de unir conocimientos que se adquieren en el ejercicio de la práctica y/o en la formación formal.
En la práctica, se trata de contar con la virtud de desempeñarse como “adaptador temprano, es decir, ser quien adquiere rápidamente la tecnología propuesta y motiva a quienes lo acompañan”; dijo y también lo calificó como el que sirve de “nexo” entre el equipo de enfermería o de salud y el de sistemas. Involucrarse en el desarrollo y en la generación de datos, en el liderazgo de proyectos o la investigación y en la educación son algunas de las posibilidades que ofrece este perfil para desarrollar y profundizar.
“Sucede que son muy escasos los casos en los que una persona puede desarrollarse como personal de enfermería informática sin involucrarse en proyectos o procesos que no sean específicamente de enfermería”, sinceró esta entrevistada y aclaró que se trata de una persona que “cumple el rol del personal de informática en salud y que trabaja transversalmente con todas las especialidades que conforman la disciplina y al sistema de salud en general”.
Al momento de señalar las ventajas de esta práctica, Cassarino admitió que “al venir de enfermería, tenemos una visión más amplia de todo lo que sucede en el sistema de salud (o en el que estemos inmersos en ese momento). Conocemos todos los procesos de atención de salud porque, por lo general, somos quienes estamos la mayor parte del tiempo solicitando, ejecutando, derivando esos procesos”.
“Si quieres saber qué pasa realmente (dentro de un sistema de salud), pregúntale al personal de enfermería”, sentenció esta entrevistada que señaló a la enfermería informatizada como aquella capaz de “gestionar los recursos y los tiempos”, dijo y profundizó: “Puede suceder que al principio nos cueste más adaptarnos a un nuevo sistema y nos lleve más tiempo, pero está demostrado que -a largo plazo- los tiempos mejoran, como también mejora la comunicación entre las partes del equipo. Sucede que cuando un registro está bien implementado y todas las personas lo usan, no quedan lugar para las dudas. Todo está ahí, al alcance de un click”
“Y, por supuesto, la gran virtud radica en su posibilidad de evitar los problemas de legibilidad: nos ahorramos los problemas relacionados a la mala interpretación de la tipografía ajena”, agregó en relación a las diferencias en informatizar o no la práctica de la enfermería.
Otro atributo señalado por Cassarino en esta entrevista, giró en torno a la capacidad que comienza a tener la enfermería para generar o capturar la información que ofrecen los pacientes, una herramienta que permite gestionar la atención a través de datos, siempre y cuando los registros estén informatizados. Algo que valoró “útil para la relación entre el personal de enfermería y sus pacientes, para la supervisión, para los servicios en particular y para la institución en su totalidad”.
En todo caso, “los beneficios son los mismos que trae una informatización en salud”, calificó la jefa de Informática en Salud en el IAF y enumeró algunos como la posibilidad de auditar los procesos y mejorarlos, de gestionar a través de datos, de facilitar la docencia, la capacitación y la investigación basada en datos; además de garantizar que la información esté más accesible, al igual que las medidas de seguridad que garanticen la inviolabilidad y la privacidad de los datos de las personas, entre otros aspectos.
Al momento de señalar las barreras, Cassarino identificó las vinculadas al “modelo médico hegemónico” y evaluó que, “lamentablemente, enfermería es una profesión poco valorada en la sociedad y es habitual que sea subestimada por otros profesionales que conforman los equipos de salud”, explicó y agregó que resulta difícil que se comprenda acabadamente el rol de la enfermería informática.
Por lo tanto, los desafíos en la materia son variados y Cassarino los diferenció por área de abordaje. Por ejemplo, en materia formativa, señaló la importancia de que existan currículas pertinentes, “no sólo para visibilizar que existe esta posibilidad de desarrollo profesional, sino también para dar más herramientas y que se entienda cuál es la importancia de este rol y qué hacemos, entre otras cosas”, dijo y señaló que existen pocas instituciones formativas al respecto.
A nivel cultural y organizacional, reveló la importancia que “las organizaciones comprendan el valor que aportamos” y admitió sentir que “en Argentina, la pandemia ayudó a iniciar ese camino que permita ver el beneficio que ofrece la informatización y el de tener a un personal de salud capacitado y formado en la disciplina”.
Y en ese marco de tareas por desarrollar también se enlistaron las tendencias tecnológicas, dado que indicó su desigualdad al evidenciar “las inequidades y las dificultades de acceso, que se reproducen en otras áreas”. Y, en lo que refiere al ámbito nacional, valoró “destacable” la existencia de la Dirección Nacional de Sistemas de Información, dentro del Ministerio de Salud de la Nación por ser “el faro para avanzar hacia la equidad de acceso en el país”.
“A nivel avances tecnológicos, las prácticas de salud tienen un potencial gigante. La tecnología está para mejorar y facilitar muchos procesos de salud-enfermedad y creo que son muy explotables. Solo nos faltan inversiones. Entiendo que es difícil invertir tecnología en salud porque no hay un rédito inmediato, pero considero que es necesario para seguir creciendo”, concluyó Cassarino.
Fuente: Salud en Línea