Bueno, iba a subir un vídeo para demostrar que la teoría de los desagües girando al revés en Australia es falsa, pero cuando me he visto con el móvil apuntando al water, me he sentido demasiado ridículo como para seguir con ello. Así que lo tendréis que creer. O no.
Como quiera que en estos viajes de trabajo al final demasiado poco importa el lugar, no hay grandes aventuras que explicar. Al final, es hotel-lugar de trabajo-aeropuerto. Y eso es demasiado parecido en todo el mundo. Viva la globalización. Os tendréis que conformar con un "top 5" australiano. Con eso, y con saber que a vuestro amigo Kar todavía no le arrancado la mano un cocodrilo, ni le ha atacado un dingo, ni ha sido secuestrado por una tribu aborígen:
1.- Vanilla Coke... deliciosamente empalagosa variedad de la coca-cola que sólo he visto en Londres hace unos años, en Hawaii y, oh, sorpresa, también en Melbourne. Estoy pensando en comprarme unas cuantas botellas y embarcarlas en el avión.
2.- Ver a una maruja australiana comentándome que a ella le gustaban AC/DC con Bon Scott, pero que no soporta la manera de cantar de Brian Johnson. Lo peor fue tener que aguantar su imitación de Johnson.
3.- Encontrarme con una chica de Asturias, a la que llevo 3 días hablando en inglés, hasta que me ha dicho que es española.
4.- Seguir vivo... después de tratar de cruzar la calle mirando constantemente hacia el lado que no toca. Espero llegar al viernes.
5.- Los billetes australianos... parecen del monopoly y además están hechos de una suerte de plástico que permite que se mojen y no les pasa nada. Vamos, que si metes tus tejanos en la lavadora con un billete de 100 AUD en el bolsillo, no tienes por qué preocuparte. El billete aguanta. Si es que estos australianos están en todo.
Bueno, amiguitos, les dejo con sus doce de la mañana europeas, que me voy a empiltrar. Paz, amor y holocausto nuclear para todos.