El domingo pasado el periódico La Opinión publicó un artículo que escribí sobre las películas de Georges Méliès proyectadas en las Islas Canarias, a principios del siglo XX. El motivo del texto fue que en la Fundación Caja Canarias se está exhibiendo la estupenda exposición sobre el cineasta francés, cuyo comisario es Laurent Mannoni, y que ya ha recorrido muchas poblaciones españolas, iniciando su recorrido en la Cinémathèque française en París, donde tuve la suerte de verla hace varios años.
Mi artículo no puede leerse en la web del periódico sin suscribirse y, aunque no está relacionado con la arquitectura, es posible que le interese a alguien conocerlo, por eso lo reproduzco aquí:
Los estudios sobre los orígenes del cine son muy complejos por culpa de la escasez de fuentes documentales y su dudosa veracidad, hay que tener en cuenta que a principios del siglo XX aún no había llegado a ser un espectáculo de masas y solo era considerado una curiosidad, que muchas veces complementaba otras atracciones más populares; por eso los periódicos casi no informaban sobre las proyecciones y, cuando lo hacían, no solían mencionar los títulos de las cintas, que además a veces eran modificados e inventados por los empresarios para hacer creer a los espectadores que las películas eran diferentes a las proyectadas en los días anteriores. Un buen ejemplo de todas estas complicaciones son las relaciones entre Georges Méliès y Canarias.
El 11 de octubre de 1899, el catalán Francisco Carbonell comenzó a proyectar películas en la Sociedad Gabinete Literario de Las Palmas, no era el primero que lo hacía, ya que un empresario del que aún no se conoce su nombre, realizó unas proyecciones el 30 de julio de 1897 en el Gabinete Instructivo de Santa Cruz de Tenerife y el 21 de octubre de ese año en un salón de la Plaza de Cairasco en Las Palmas, y en 1898, el palmero Miguel Brito inauguró su “Sinematógrafo Lumière” en el Círculo Mercantil y después lo llevó a La Palma. Carbonell exhibió las películas también en la Sociedad Santa Cecilia en Santa Cruz, en el edificio donde hoy está el Parlamento de Canarias, y abandonó las islas tras su última proyección el 25 de febrero de 1900. Entre las cintas que exhibió había once títulos similares a los de otras tantas del catálogo de la Star Films, la empresa de Méliès, el problema es que seis de ellos también son parecidos a los del catálogo Lumière, excepto: Boulevard de Italianos, El castillo encantando, El funeral de Félix Faure, Montañas rusas en el agua y Puerto de Marsella, que coinciden con los de Méliès
El mes siguiente Amado Henríquez Prado proyectó películas en Tenerife y coincidiendo con las fiestas de mayo exhibió, entre otras, cinco cintas con títulos que podrían ser de Méliès: Carnaval de París, El demonio en el convento, El hombre de las 4 cabezas y La danza de fuego, el problema es que a pesar de que los títulos coincidan, por ahora, no se puede asegurar que fueran las rodadas por Méliès, primero porque esos títulos varían según el diario en que se mencionan e incluso son diferentes en el mismo diario en días diferentes, además hay que tener en cuenta lo antes dicho sobre el habitual cambio de nombre de las películas para obtener más rendimiento comercial.
Sin embargo, sí se puede asegurar que los canarios vieron películas de Méliès en 1905. Ese año llegaron a las islas los Calvini's, una pareja de prestidigitadores formada por Mr. Calvini y Mme. Mary Tuy, en realidad él era un pionero del cine muy notable llamado Charles Kalb, que siempre se ha considerado francés, pero en un periódico local se dice que es austriaco, Kalb había estado trabajando en la Península en 1897, siendo el primero que proyectó películas en Valencia, Álava e Irún. Los Calvini's llegaron desde Cádiz, donde habían estado proyectado películas y es curioso que, al contrario que los otros espectáculos de la época, que hacían su debut en las capitales y luego iban a las poblaciones más pequeñas, comenzaron su periplo en La Orotava, después actuaron en el Teatro Viana de La Laguna y por último en el teatro de Santa Cruz, lo importante es que, según una noticia publicada en un periódico: “exhiben un magnifico cinematógrafo Meliés, con escenas muy interesantes, esportivas (sic), taurinas, cómicas, episodios dé la guerra ruso japonesa, etc., etc., sobresaliendo, entre todas ellas, los treinta preciosos cuadros en colores El viaje á la Luna, basados en la obra del mismo titulo de Julio Verne, que constituyen una verdadera novedad”, en esta noticia hay tres datos importantes, primero la mención a Méliès, segundo el título de su película más conocida estrenada tres años antes, y por último, que tuviera treinta “cuadros en colores” ya que son los mismos que los de la cinta original, que además se exhibió en algunos lugares coloreaba. En este caso sí se puede decir que los canarios vieron una película del gran Georges Méliès y posiblemente alguna más de la que no se conoce el título, aunque desde luego no serían los episodios de guerra ruso japonesa ya que el cineasta francés no rodó películas sobre esa contienda. Los Calvini's dieron su primera sesión el 18 de marzo y la última ocho días después, y por el momento se desconoce qué fue de ellos cuando abandonaron la isla.
A principios de 1906, la empresa de Manuel Mesa y Carlos Gálvez, comenzó a proyectar varias películas, entre las que se encontraba de nuevo El viaje a la Luna y otras como El sombrero mágico, El reino de las hadas y Aventuras de Robinson o 30 años de destierro, que también coinciden con títulos de Méliès, un diario local transcribe el título de los dieciséis “cuadros” de esta última y algunos coinciden con los veinticinco indicados en el catálogo de la Star Film, no se conoce otra película rodada en aquellos años sobre el célebre náufrago, por lo que debe ser la cinta del cineasta francés, pero sin todos los cuadros originales. La empresa después de estar en Santa Cruz, dio sus funciones en La Orotava, el Puerto de la Cruz y La Laguna, por lo que es lógico que en esas ciudades también se pudieran ver las cintas de Méliès, y a finales de abril abandonó las islas.
Hasta aquí llega la relación del cineasta francés con Canarias en aquellos años, pero es interesante seguir la trayectoria de Mesa y Gálvez, el primero volvió a las islas proyectando películas en 1909, 1910 y 1911; el segundo siguió viviendo en Tenerife y fue un conocido empresario cinematográfico, trabajó con Baudet en el Parque Recreativo en los años veinte y en la siguiente década llegó a regentar el Cinema Victoria en Santa Cruz y el Parque Victoria en La Laguna.
Estos dos empresarios pudieron vivir gracias a un espectáculo que, aunque se siga considerando solo un entretenimiento, ha demostrado su importancia para analizar y criticar la realidad, dando aún trabajo a millones de personas en todo el mundo, y que tanto le debe a cineastas como Georges Méliès.
Hasta aquí el artículo, si pueden vean la exposición, teniendo en cuenta demás que en septiembre se complementará con conferencias de Joan M. Minguet, que coordina el ciclo, Magdalena Brotons, Luis Alonso y Begoña Soto Vázquez.