Si alguien cree que no es posible viajar en el tiempo, es porque no conoce Melilla.





Pasear y relajarse también se puede en la playa.

Quizá prefieres ver el mar desde una muralla

Quiero, tumbado ver el cielo.

¿Quién pintó el cielo de Melilla?

El cielo sorprende y las murallas hablan.
Quizá estemos en un sueño.

Ese sueño recurrente en el que podemos volar.

Puestos a volar, volemos un rato entre flamencos antes que crucen hasta La Península.

¿Llegarán a Jaén?

Y allí contarán que vieron otros mundos, otras culturas.

Que estuvieron en tierra de nadie. Rusadir

Rodeados de héroes del pasado, del presente y si hiciera falta también del futuro.

Contaran que vienen de un lugar hospitalario donde cuatro religiones conviven en armonía.

Y por contar, contarán haber estado dentro del propio cuento.

Yo también quiero ir contigo a jugar un ratito con la Osa Menor.

En Melilla, donde las murallas hablan, escuché leyendas

Como la de El Soldado de los Milagros. Benito López Franco.

En Melilla escuché poemas:
“A nuestro pueblo lo alzamos sobre una ola. La ola volvió de nuevo hasta Sidonia,” Miguel Fernández
selva a su amor, que por el verde suelo
no ha visto al cazador que con desvelo
le está escuchando, la ballesta armada..”



















Melilla, la muy acogedora y hospitalaria ciudad.

Mis otros artículos sobre Melilla:
Melilla, un paseo por la historia
Premio Faro de Melilla


