Septiembre de 2010. Aquella mañana de domingo nada le hacía presagiar al inspector de homicidios de Valladolid Ramiro Sancho que acababa de dar comienzo una pesadilla que lo dejaría marcado para el resto de sus días. La investigación del asesinato de una joven ecuatoriana a la que le han mutilado los párpados y cuyo cuerpo han encontrado unos versos amenazantes, ocupa las primeras páginas de esta novela negra narrada con un dinámico y atrevido lenguaje cinematográfico. Sin embargo, el autor nos arrastra por un camino inesperado al describir los hechos desde la perspectiva del propio asesino: un sociópata narcisista influenciado por la música más actual y por las grandes obras de la literatura universal. La evolución frenética de los acontecimientos desemboca en la intervención de uno de los especialistas más reconocidos en el comportamiento de los asesinos en serie. Este complejo triángulo emocional, unido a la intriga que envuelve al siniestro cómplice del asesino, hace que Memento mori se convierta en un profundo thriller de acción con banda sonora que atrapará al lector de principio a fin.
Continuando con la novela negra, me adentré en el mundo de “Memento Mori”. He buscado reseñas de este libro tras su lectura y aunque no he leído todas las que hay, entre las leídas no he encontrado ni una sola que hable mal de ella. Tampoco lo haré yo, porque reconozco el gran trabajo que ha hecho el autor para crear esta trilogía, sobre todo teniendo en cuenta que este es su primer trabajo, pero que no voy a salir corriendo a comprar la segunda parte también lo puedo afirmar. Reconozco que el primer capítulo me gustó mucho y me animó a continuar leyendo, pero en conjunto la novela se me ha hecho muy larga y para nada he encontrado ese ritmo que todo el mundo comentaba y que esperaba me atrapara sin remedio. Cuando apareció el personaje de Carapocha, la cosa pareció mejorar, pero luego es tanto y tanto lo que el buen hombre cuenta, que ya me parecía excesivo.
Una cosa que me ha pasado con esta lectura es que la trama me iba recordando a otras novelas negras que ya había leído (tenía que haber apuntado cuales), como si hubiera cogido un poquito de aquí y otro de allí para formar esta historia. No es que eso sea malo pero en mi caso le ha restado frescura o sorpresa, no sé.
Es una novela “moderna” que utiliza mucho las nuevas tecnologías donde nuestro asesino es un lince, bueno la verdad es que el muchacho tiene tantas aptitudes y es tan listo que cuesta imaginarlo realmente. Además está obsesionado con la música, y esto es una de las cosas que me ha frenado continuamente la lectura: las letras de tantas canciones de grupos o solistas que además no me gustan (aunque eso poca importancia tiene).
Cuando digo que no saldré a comprar la segunda parte AHORA no significa que no tenga intención de leerla, aunque se me había pasado por la cabeza, lo confieso, pero reconozco que la última cuarta parte del libro más o menos sí hizo que me enganchara definitivamente a la historia y como han quedado tantas cosas por contar, lo más probable es que al final me anime, pero de momento tengo otras muchas historias pendientes de lectura.