Revista Insólito

Memoria histórica

Publicado el 13 octubre 2021 por Monpalentina @FFroi

Seguimos en la calle de San Juan, de Palencia.
Un par de aĂąos antes de nacer ocurriĂł algo, que mis padres me contaron cuando comencé a saber usar mi razĂłn.


Memoria histórica
HabĂ­a amanecido el 18 de Julio de 1936. Por la tarde mi padre regresaba con el trenĂ­n, tras estar tres dĂ­as con sus viajes. Mi madre y mis hermanas iban a oĂ­r Misa en San Francisco y al llegar donde el Gobierno Civil les sorprendiĂł ver colocados colchones en sus balcones. Desde uno el seĂąor Juan, su ordenanza, amigo de mis padres les dijo:
-Inés. Vuelve a casa con las niĂąas y no salgas.
-¿Qué ocurre? JuliĂĄn regresa hoy. ¿CĂłmo vendrĂĄ?
-No te preocupes por JuliĂĄn. PodrĂĄ hacerlo sin problemas.
Mi madre fue a la casa, junto a la nuestra, del Dr. D. Miguel LĂłpez-Negrete y DoĂąa Aurea, para decirles lo que habĂ­a pasado. Les habĂ­a servido y criado a sus hijos hasta que se casĂł. En la casa vivĂ­a también D. Fernando de Unamuno y se encontraba allĂ­ su padre, D. Miguel de Unamuno. D. Miguel, el médico, le confirmĂł a mi madre lo que estaba ocurriendo y que, ante la situaciĂłn creada, sin que nadie pudiera circular por las calles, se les presentaba la necesidad del pan. A mi madre, siempre solĂ­cita, se le ocurriĂł una soluciĂłn. Desde la casa del doctor llamĂł al seĂąor Manolo, el jefe de la estaciĂłn, por teléfono -uno de los pocos que existĂ­an en la calle- para pedirle dijese a mi padre que cogiera un saco de barras de pan de La Flor, que estaba detrĂĄs de San Pablo. Le dieron un pase y colocado un brazalete, para poder circular sin problemas. LlevĂł el pan y por los patios, en cestos y fardeles, fueron subiendo las barras a los pisos de las otras casas, también a la de Don Fernando. Desde entonces, cuando salĂ­a el tema de la guerra, mi padre bien que presumĂ­a que, el 18 de Julio, Don Miguel de Unamuno -que muriĂł a los pocos meses-, comiĂł pan gracias a él. Un dĂ­a se lo conté al menor de sus nietos, Fernando, con quien compartĂ­ el feliz Bachillerato Elemental en pupitres colindantes, en nuestro recordado Instituto Jorge Manrique. No lo sabĂ­a. Ya no vivĂ­an en la calle de San Juan y aquellos aĂąos tuvimos una cordial relaciĂłn.
Esa anécdota y otras, por boca de Fernando, fueron protagonistas de nuestro examen de RevĂĄlida de Cuarto -la primera que se celebraba de un nuevo plan de estudios-, cuando los miembros del tribunal, catedrĂĄticos llegados de Santander, supieron que iban a examinar a un nieto de D. Miguel y le preguntaron por detalles de su vida. De aquel tiempo recuerdo a inolvidables profesores y, sobre todo, a mis compaĂąeros de Bachillerato. ¡CĂłmo me gustarĂ­a reencontrarme con ellos, con Fernando, los Del RĂ­o, JesĂşs, Raimundo, RamĂłn, Bouzas y un largo etc.
MĂĄs hechos ocurrieron en la calle de San Juan, relacionados con mis padres y la guerra, que también me contaron. Uno pudo ser dramĂĄtico. En los dĂ­as previos al Alzamiento unos jĂłvenes muy amables, segĂşn me dijeron, habĂ­an alquilado el primer piso y observaban subir y bajar cajas. Eran falangistas y las cajas contenĂ­an armas y municiones. Una tarde, que mi padre habĂ­a regresado de su trabajo, imagino que yo en brazos de mi madre, se presentaron tres falangistas buscando a mi padre, para llevĂĄrselo. La escena era dramĂĄtica, con mi madre suplicante, por las imaginadas consecuencias que podĂ­a traer. En estas aparecieron dos de los falangistas que tenĂ­an alquilado el piso. Al ver que se llevaban a mi padre, uno de ellos dijo a los captores:
-¿Por qué llevĂĄis al seĂąor JuliĂĄn?
-Hay una denuncia contra él y tenemos orden de llevĂĄrnoslo.
-Qué denuncia ni qué ostias. Del seĂąor JuliĂĄn respondo yo.
Y ahĂ­ quedĂł todo.
Pasado un tiempo tuve interés en saber quiénes fueron el denunciante y los falangistas, buenos y malos, que intervinieron en los hechos. Y mi madre, siempre cargada de amor, concordia y perdĂłn, me dio una gran y sabia lecciĂłn:
-¿Para qué? ¿Para hacerte mala sangre? Déjalo correr. Gracias a Dios no pasĂł nada.
MĂĄs hechos ocurrieron en la Calle de San Juan
Imagen: CNT de Palencia
Memoria histórica
Una historia de JuliĂĄn GonzĂĄlez Prieto © CURIOSĂ“N

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