LMA: ¿Piensa que la mejor poesía en francés se escribe actualmente fuera de Francia?BBD: Para mí, el más grande poeta de lengua francesa del siglo XX es Aimé Césaire. Pero Aimé Césaire era negro, estuvimos obligados a reconocer su genialidad pero confinándolo a algún sitio donde no se pudiera mover. Si Aimé Césaire hubiera sido un poeta francés blanco su país le hubiera construido un monumento nacional. Hoy, además de la poesía, el teatro y la prosa están más vivas fuera de Francia. Pero no tenemos que buscar escribir mejor que los franceses, lo importante para nosotros, pienso, es desarrollar nuestras lenguas maternas para estar en contacto directo con nuestros pueblos.
LMA: En su novela Murambi: le livres des ossements (El Osario, 2001) usted realizó un trabajo de reconstrucción de la memoria. ¿Cuál es su opinión sobre el fenómeno de la colonización?BBD: Creo que la colonización se debe pensar en relación al colonizador. Y para nosotros, nuestro problema es que Francia siempre rechazó realizar la descolonización. Si usted piensa en los países anglófonos, ellos tienen sus problemas pero de alguna manera se puede decir que son países independientes. Es suficiente comparar la República de Chad, Camerún, Ghana o Kenia para darse cuenta. No imaginamos al presidente de Portugal intervenir en la vida política interna de Angola. Pero si usted observa la situación en Malí advertirá que Francia se rehúsa abandonar África, Francia intenta mantener bajo su tutela a nuestros países. Hoy, por tanto, un intelectual senegalés, camerunés o marfileño debe comprender muy bien que la lucha por la soberanía nacional no se ha terminado. No somos realmente independientes y debemos continuar luchando. Como usted sabe, el famoso “Discurso de Dakar” fue eso, se trató de teorizar la necesidad de un control francés sobre sus antiguas colonias. En resumen, la situación poscolonial no es la misma en todos los países. Realmente hay una especificidad de la colonización francesa, que no ha sido concluida. Recuerde su papel en el genocidio de los Tutsi en Ruanda o, para no ir más lejos, las imágenes que recibimos del Norte de Malí nos llevan casi al siglo XIX…
LMA: Me parece que incluso el presidente François Hollande retomó el término de “Françafrique”.BBD: Así es. Cada vez que un presidente es elegido se apresura a decir que la Françafrique ha terminado. Pero el simple hecho de hablar así es una manera de confesar que este sistema de dominación es injusto e inmoral. Nunca es el amo quien pone fin a la dominación, este es el papel de la víctima, que debe luchar para manumitirse. Creer que un dichoso y “buen” presidente francés va a contradecir ese sistema es no conocer las interacciones con las fuerzas económicas. Francia, por ejemplo, controla el uranio de Níger, y la compañía AREVA no lo dejara actuar. También están los bancos, los operadores de telefónica, etc. En pocas palabras, es importante para la economía francesa mantener la mano sobre Africa y la moral no tiene nada que ver aquí. Es idiota pensar que es posible que la Françafrique desaparezca sin nuestra propia lucha.
LMA: Sabemos que el dominado también está colonizado en su imaginario. ¿Cómo podemos, en tanto oriundos de países pos-coloniales, continuar el proyecto fanoniano de descolonización?BBD: Me gustaría hacer un señalamiento respondiendo a esta cuestión y es que la primera condición para poder superar una situación negativa consiste en comprenderla. Usted recuerda que Marx decía: “hasta la fecha los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transfórmalo”. Para mí, hay una relación dialéctica entre la compresión y el cambio. No se pueden separar. En cada etapa histórica hay que identificar la tarea principal y pasar a la acción. Frantz Fanon, que usted citó, decía que: “cada generación debe, en una relativa situación de cautiverio, descubrir su misión”. Y agrega que: “dicha generación tiene la opción entre cumplir su misión o traicionarla”. En un mundo donde las identidades se han liberado, donde la conciencia nacional se ha evaporado, usted puede ver pueblos que son dominados y ni siquiera lo saben. ¡Se asesinan pueblos en nombre de la lucha por la democracia! Finalmente la mentira trata de convertirse en verdad. Es el momento para nosotros, los intelectuales de América Latina, de Asia, de África de mostrar que estamos viviendo en un mundo de apariencias donde los fascistas se presentan como los humanistas generosos. ¿Quién puede creer que la OTAN destruyó Libia y asesinó a Muamar el Gadafi solamente por amor del pueblo libio? No es cierto, incluso, es inconcebible. ¿Quién puede creer que Francia intervino en el Norte de Malí solamente porque los muyahidines azoraban a la gente? De hecho es el triunfo de la mentira, el triunfo de un determinado Occidente. El problema también radica en que para nosotros es muy difícil contar con fuerzas de ruptura en Occidente. Durante la guerra de Vietnam, durante las guerrillas latinoamericanas como la del Che Guevara, durante la guerra de Argelia, los progresistas podían contar con fuerzas al interior de Occidente. Hoy, eso ya no es posible. Usted vaya a Francia y le dirán, tanto la derecha como la extrema izquierda, que Hollande le hizo un favor a África interviniendo en Malí. Debemos aprender a luchar nosotros mismos. Le pregunto entonces: ¿Qué hay que hacer? No podemos, como parecería sugerir su pregunta, rechazar actuar diciendo que la burguesía nacional será peor después de la independencia política. Existe ese riesgo pero la soberanía nacional es un punto de inicio fundamental, no nos podemos endosar a los extranjeros para todo.
LMA: Sin duda alguna usted es un escritor comprometido, incluso, ha participó en el Foro Social Mundial ¿Qué piensa de la relación que debemos establecer los latinoamericanos con los africanos? ¿Cuál es la percepción en África de los gobiernos progresistas de América Latina?BBD: Sabe, tengo una gran amiga quien es también nuestra líder dentro del movimiento del Foro Social Mundial Africano, su nombre es Aminata Dramane Traoré, y acaba de rendirle un homenaje en un semanario que se llama Jeune Afrique (Joven África) a Hugo Chávez. Un muy bello homenaje donde ella recuerda que Chávez mostró cómo un país puede administrar sus recursos naturales en beneficio de la población. Los africanos deberían de seguir su ejemplo. Ustedes lo saben muy bien, hace un par de décadas la CIA (Agencia Central de Inteligencia) dictaba la Ley en América Latina, asesinaba patriotas, desmantelaba todo movimiento insurgente, realizaba un trabajo de destrucción formidable. Sin la CIA no hubiera sido posible Pinochet en Chile, ni tampoco Videla en Argentina o Stroessner en Paraguay. Pero las luchas de liberación bajo diferentes formas, las guerrillas, la lucha en las organizaciones de masas, etc., hicieron que poco a poco los dirigentes tomaran consciencia de los intereses de sus respectivos países. Luiz Inacio Lula da Silva, Lula le debe mucho al Foro Social Mundial de Potor Alegre. Por supuesto, también existieron luchas internas como el papel del Partido de los trabajadores (Partido dos trabalhadores) pero él le debe mucho a esta dinámica altermundialista. Podemos también citar el caso de Rafael Correa y, evidentemente, el de Hugo Chávez. Nuestros dos continentes tiene muchas cosas en común pero esto no se traduce en el nivel de los intercambios intelectuales entre África y América Latina. Es una lástima, porque cuando leo a Sábato, a García Márquez o a Juan Rulfo para mí son escritores africanos, su universo no difiere nada del mío.