
Normalmente se producen durante esos reencuentros las correspondientes puestas al día y poco después surgen alusiones frecuentes a historias anecdóticas comunes del pasado. Comenzamos a compartir recuerdos

Me llama la atención cómo somos capaces de reconstruir acontecimientos entre varias personas, aportando cada una los distintos detalles que guarda en su disco duro, las distintas perspectivas de un mismo recuerdo.
"¿Te acuerdas de cuando fuiste a tal sitio, y te pasó tal cosa?" Y otro interviene: "Sí, que llevabas esa camiseta roja y blanca que te regaló Fulanito, y que tu madre llamó de repente en ese momento y escuchó toda la conversación..."; y un tercero: "¡es verdad! y entonces colgamos y apagamos el móvil y tú, Javi, fuiste a pedir otra copa y se te cayó encima de nosequién". Y pieza a pieza vamos colectivamente reconstruyendo LA ANÉCDOTA e individualmente vamos modificando el recuerdo que teníamos en la memoria, añadiendo y moldeando detalles, algunos recuperados del cajón del olvido.Observando esta cadena de sucesos empecé a reflexionar y de ahí la temática del post de hoy: Los recuerdos.
Memoria
Cada persona tiene una capacidad determinada para memorizar, y almacena distintos detalles en función de la personalidad, de la carga emocional atribuida al evento o imagen en cuestión, de la motivación, de la atención selectiva y de muchos otros factores. La memoria es un proceso de grabación, archivo y clasificación de la información recibida, que hace posible su posterior recuperación.
Recuerdos
Podemos definirlos de dos maneras. Como imagenes del pasado almacenadas en la memoria y como reproducción de algo anterior aprendido o vivido, es decir, están estrechamente vinculados con la experiencia.

Cabe repetir lo curioso de las divergencias de un mismo recuerdo en función de la atención selectiva aplicada en el momento a recordar por parte de cada individuo. A veces sucede que, pasamos de caminar ciegos por la vida (como yo aquella semana por Madrid), a experimentar el "efecto Lázaro" (que me acabo de inventar ahora mismo, pero es que ya me diréis qué otro nombre le pondríais), es decir, comenzamos a ver de repente todo aquello que antes pasaba desapercibido a la vista, porque entra en nuestra selección de elementos a prestar atención. ¿Nos hemos comprado un traje nuevo de color rojo? De repente todo el mundo por la calle viste de ese color. ¿Nos fijamos en el coche que tiene la persona que nos gusta? Parece que viéramos ese coche en cada rincón de la ciudad, nos atreveríamos incluso a afirmar que es el coche que "se ve con más frecuencia". ¿Nos quedamos embarazadas? De repente parece que todas las mujeres de la ciudad lo están, vemos embarazadas por todas partes. Así es, vemos lo que queremos ver. Nuestra atención sigue el lema "Creer para ver".
Y así, se construyen nuestros recuerdos. Una mezcla de emociones, atención, motivación y por supuesto no faltan los cinco sentidos.
Haciendo una parada en la rama "recuerdos", me llama también la atención el "anclaje" que sufre mucha gente en sus recuerdos del pasado o en un determinado recuerdo, impidiendo este hecho la correcta adaptación y asimilación del presente así como generando una dificultad de aprendizaje de cara al futuro.
¿Cuántas veces habéis presenciado que una persona empiece a recordar algo determinado, lo cuente y termine llorando, insultando de rabia o en definitiva, llevando sus emociones pasadas al presente?

Digamos que nuestra mente almacena el recuerdo y luego hace Photoshop con él a su conveniencia.
Y tú podrías jurar por tu vida que aquello sucedió realmente así.
Pero está demostrado que no. Jamás con la misma exactitud.
Jamás un recuerdo es la exacta copia de la realidad.
Esto sucede en todos los ámbitos de la vida: amistad (aquel amigo que ya no está), con la pareja (cuando se recuerda solo la parte buena de una relación pasada y se exagera lo que se sintió), con el trabajo (recuerdo del rendimiento como mejor, de lo bien que nos lo pasábamos, de los magníficos compañeros) o con seres queridos que ya se fueron.
No sé si os suena: Recordar una época, un momento como algo mágico, especial, que parece que sonara de fondo una banda sonora, que el tiempo se hubiera detenido en ese momento. Lo comparas con el presente y lo decoras de tal forma que parezca que hayas pasado de vivir una película de Hollywood a una vida normal, plana, aburrida.
Es demasiado probable que en el segundo exacto en el que estabas vivenciando aquello estuvieras feliz, sí, pero no lo vivías siendo consciente de que en el futuro lo recordarías como el momento más bonito, mágico y especial de tu vida. Esa decoración e idealización del acontecimiento viene después, cuando tu mente activa e Photoshop y deja el recuerdo niquelado. Un par de emociones intensas por aquí, un par de coincidencias por allá, convirtiendo así un mero momento bonito en un momento extraordinario, tan extraordinario que ni Tú te crees haberlo vivido.

Párate a pensar.
¿Vives mayoritariamente en el pasado? ¿Tiendes a vivir el momento presente?
¿O pasas la mayor parte de tu tiempo visionando el futuro?¿Cómo te identificas Tú?
Espero que hayáis disfrutado la reflexión y que haya iniciado en vosotros un pequeño debate mental.
Os llevo en el recuerdo hasta la próxima publicación ;) .
¡Hasta muy pronto!