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Memorias de África

Publicado el 20 marzo 2013 por Vintagebyl_l @VintageByL_L

“Yo tenía una casa en África, al pie de las colinas del Ngong…” solo oír esta frase ya me suena a melodía.

No puedo hablar de esta película sin emocionarme, creo que la habré visto más de 20 veces y aún hay escenas que me producen un nudo en el estómago, exactamente igual que el primer día que las vi. Tan romántica, tan triste, tan intensa…

La película, que ya ha cumplido 25 años, narra la vida de Karen Blixen, una escritora danesa que llega a Kenia a principios del siglo XX para dirigir una plantación junto a su marido, un mujeriego incorregible con el que se ha casado pero del que no está enamorada.

Memorias de África

La relación que Karen establece con África y sus habitantes; el chocante contraste entre las costumbres de los indígenas kikuyus, frente a la siempre estricta sociedad Británica en una de sus colonias; y, sobre todo, la historia de amor de Karen con el cazador Denys Finch-Hatton, son el hilo conductor de una película que es sencillamente encantadora.

Ganadora de siete Oscar, entre ellos mejor película y mejor director (SydneyPollack), la cinta tuvo un enorme éxito de público siendo calificada de “obra maestra” y “joya inolvidable”, convirtiéndose en un clásico del cine.

Para mí Meryl Streep, en su papel de  mujer de la alta sociedad danesa, es magnífico. Me enamoré literalmente de ella desde el minuto uno, y creo que no me he perdido ninguno de sus sucesivos trabajos desde entonces.

Un Robert Redford que borda el papel de galán atractivo, educado, encantador pero con un punto de aventurero y liberal que enamoró no solo a Karen, sino a la mayoría de las mujeres que vimos la  película.

La fotografía es obra de David Watkin. Para mí es, junto con la música, unos de los puntos más fuertes del éxito de la obra. Parece que estuvieras viendo un reportaje del National Geografic. Ese viaje que hacen los dos en la avioneta de Denys desde Nairobi a Mombasa, sobrevolando las colinas de Kenia es absolutamente impresionante. ¿Quién no ha soñado con una experiencia así, acompañada de alguien muy especial en su vida? Yo desde luego sí, aunque no creo que consiga nunca realizarlo. Me quedaré con aquella escena de la película que me hace vivirlo casi como si hubiera sido yo misma.

Memorias de África

Escenas entrañables, románticas y emotivas hay mil, pero yo me quedo con la escena en la que Denys lava el pelo a Karen en una pausa de su safari a través de la sabana, y como el agua se desliza a través de su pelo enjabonado, mientras ella cierra los ojos abandonada a tantas sensaciones agradables… Una escena sencilla con una carga de sensualidad enorme.

A los pocos días de salir del cine en 1986 ya tenía la banda sonora en mi poder. Fue un regalo muy especial de alguien que sigue siendo imprescindible en  mi vida, y desde entonces, cada vez que la escucho, cierro los ojos y puedo sentir la brisa, percibir los colores y los aromas de las colinas de Ngong… Me transporta a Kenia, me hace desplazarme en el tiempo, vivir otra época… brotando en mí recuerdos increíbles, todos intensos y maravillosos.

Una banda sonora con una variedad de melodías que parecen fluir de los distintos lugares del marco incomparable donde fue filmada, y que fue compuesta por John Barry.

Tengo una hija de 22 años que no ha visto aún la película y he pensado regalársela este mes para que la vea. Siento verdadera curiosidad por saber qué impresión le causará a ella, ya que tiene casi la misma edad que yo cuando la vi por primera vez, y me intriga saber si para una joven de este siglo los sentimientos que despierta, la que yo considero una obra maestra del cine, son los mismos que yo tuve.

Ya os contaré…

Memorias de África


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