Memorias de un amigo imaginario, de Matthew Dicks

Título:Memorias de un amigo imaginarioAutor:Matthew DicksSaga:Libro independienteEditorial:Nube de tintaFecha de publicación: Junio 2012

Esta novela es especial, igual que Max. Esta novela es única, como Max. Esta novela es valiente, como Max.Max solo tiene 8 años y no es como los demás niños. Él vive para adentro y cuanto menos le molesten, mucho mejor. No le gustan los cambios, las sorpresas, los ruidos, que lo toquen y que le hagan hablar por hablar. Si alguien le preguntara cuándo es más feliz, seguro que diría que jugando con sus legos planeando batallas entre ejércitos enemigos. Max no tiene amigos, porque nadie lo entiende y todos, hasta los profesores y sus propios padres, quieren que sea de otra manera. Solo me tiene a mí, que soy su amigo desde hace cinco años. Ahora sé que Max corre peligro y solo yo lo puedo ayudar. El problema es que Max es el único que puede verme y oír. Tengo mucho miedo por él, pero sobre todo por mí. Los padres de Max dicen que soy un "amigo imaginario". Espero que a estas alturas tengas claro que no soy imaginario.

·Resumen·Max es un niño de ocho años con un amigo imaginario llamado Budo. Max es, sin lugar a dudas, un niño diferente. Especial. Y Budo es su mejor amigo, y su mayor confidente -bueno, todo lo confidente que un niño de ocho años puede querer-. Por eso cuando Max está en peligro, Budo siente que es el único que puede ayudarle. Y se meterá en una aventura más que trepidante...
·Mi opinión·¡Guaaau! Si Nube de tinta comienza con este libro... ¿qué será lo próximo? Memorias de un amigo imaginario me ha encantado. La verdad es que, aunque parece ser que este libro es muy conocido en tierras americanas, yo no lo conocía. Así que me adentré en su lectura sin tener ni idea de lo que iba a pasar. ¿Y qué pasó? Para empezar, la escritura me enamoró. Matthew Dicks escribe de manera clara, sencilla, pero a la vez sin decir exactamente lo que quiere decir, porque la historia la cuenta un niño pequeño (Budo se podría considerar niño pequeño, si me entendéis) que en cierto modo no se da cuenta de lo que pasa. Yo veo que este libro puede ser el sucesor de libros como Flores para Algernon o El curioso incidente del perro a medianoche, para que veáis a qué se parece la escritura. Eso, que la prosa del autor es genial. Me encanta que muchas veces deje caer las cosas para que sea el lector quien se dé cuenta de lo que sucede.
Respecto a la trama, debo decir que tenía mis recelos según avanzaba la novela. A mí las historias con niños me ponen muy nerviosa y me dan penita, así que... buf. Pero aun así, la historia está llevada magníficamente bien. Con esto quiero decir que el autor lo suaviza de tal manera que no se hace tan brutal, y al ser (repito) desde la perspectiva de alguien inocente, pues es lo que pasa. Sin embargo, tengo un pero -que será lo único malo que saldrá de mis labios respecto a este libro- la trama está un poco alargada, y con esto me refiero a que tarda en empezar y luego la parte de la “aventura” me ha parecido ligeramente apresurada. Eso sí, su grosor (algo más de 400 páginas) no hará que la lectura se haga menos amena, puesto que te vas enamorando página a página. Y el final... el final es precioso. Te vas mentalizando durante todo el libro, te vas preparando, pero piensas que no pasará... y ¡pluf! Se acaba y te deja toda triste.
Los personajes son de lo más variopinto. Tenemos a Max, el niño amigo de Budo, que en mi opinión tiene algún tipo de autismo (tiene toda la pinta) y que es el hilo conductor de la trama, él y el amor que le profesa Budo. Luego está nuestro amigo imaginario. ¡Ah, qué delicia! Este libro rebosa originalidad por los cuatro costados, y eso se nota en dos cosas: uno, en que la historia es contada en primera persona por un amigo imaginario (¡!) y dos, en todos los amigos que aparecen a lo largo de la novela. Son geniales, no sé si será como lo explica Dicks o cómo nos lo cuenta Budo, pero me han entrado ganas de tener de nuevo un amigo imaginario. Las partes en las que se nos introduce a nuevos personajes... bueno, diría que son las más amenas, pero es mentira porque he disfrutado como una enana (incluyo las risas que me he echado) con todas y cada una de las páginas del libro.
Memorias de un amigo imaginario es una novela preciosa, que te hará sonreír y puede que hasta llorar, con una aventura que no querrás dejar de leer, con un ritmo genial y unos personajes maravillosos. Sin duda, una lectura perfecta para cualquier época del año, pero más aún para el verano. ¡Disfrutad con Budo!
Agradecimientos a Blogguzz y a Nube de tinta por el envío