Revista Cultura y Ocio
Budo es el narrador de la historia de Max, su creador pues él es simplemente un amigo imaginario el cual sólo puede ser visto por el pequeño de ocho años. Budo siempre trata de ayudar en lo posible a Max pero este, a pesar de ser de gran ayuda, no siempre puede colaborar para solucionar los problemas que tiene su creador. Budo es un amigo imaginario que, además, puede ir donde él quiera, gracia ello encuentra nuevos amigos imaginarios.
Max es un chico el cual no le gustan, los cambios, sorpresas, ruidos, además de que no le toquen. A él no le gusta tener amigos, porque nadie le comprende ni entiende sus problemas, es por ello que sus padres no saben que deben hacer con él y discuten por la situación en la que se encuentra su hijo. Max prefiere jugar con sus legos y planear batalles entre ejércitos de Las guerras de las galaxias o que le lleven a cenar a uno de sus restaurantes preferidos a comer pancakes.
Dicks cuenta una historia de amistad, comprensión y realidad a pesar del punto de vista tan original con el que narra los sucesos de su protagonista. A lo largo de la novela descubrimos que, un chico como Max es feliz con muy pocas cosas pero también que se asusta con facilidad. La forma en la que se narra la historia hacen que sea fácil de leer y que no quieras parar, además su historia da un giro inesperado en mitad de la novela lo que ayuda a darle dinamismo. Mientras avanza la novela nos daremos cuenta de la dura realidad que conllevan los padres del protagonista que se encuentran indecisos sobre la educación que deben prestar a su hijo, también que a los demás personajes que rodean a Max les cuesta comprenderle pero que gracias a su forma de ver la vida también nos enternece. En definitiva, es una historia inolvidable sobre la superación, el cariño y el entendimiento hacia los que no son como todos los demás cargadas de emotividad y suspense.
Recomendado para aquellos que les guste las novelas que cuentan con unos personajes diferentes y especiales, también para aquellos que quieran descubrir la forma de vida de aquellos que, por tener problemas psicológicos, son ignorados por la sociedad. Y por último para aquellos que quieran leer una historia contada de forma original y que cuenta con un protagonista inolvidable y con una trama que mezcla el thriller con una enternecedora historia.
Extractos:
Esta noche hay tres amigos imaginarios en el cuarto de recreo, lo cual no es mucho. A los tres se les nota de lejos que son amigos imaginarios. Uno de los niños podría parecer humano, si no fuera porque tiene las piernas y los pies muy pequeños y llenos de pelos, y la cabeza demasiado grande para el cuerpo. Me recuerda a ese muñeco cabezón del equipo de béisbol de los Red Sox que la señorita Gosk tiene en su escritorio. Pero al menos tiene orejas, cejas y dedos, así que parece más humano que muchos amigos imaginarios. De todos modos, es tan cabezón que no sé qué pinta tendrá cuando se ponga a andar. Sentada junto al cabezuelo hay una niña que abulta o mismo que un botellín. Tiene el pelo de color amarillo, pero le faltan la nariz y el cuello. La cabeza está pegada al cuerpo como las de los muñecos de nieve. No parpadea. El tercero parece una cuchara del tamaño de un niño, con dos ojos grandes y redondos, la boquita pequeña, y brazos y piernas como de monigote. Es de color plateado y no lleva ropa, aunque no la necesita, porque, si no fuera porque tiene brazos y piernas, parecería una cuchara. Pensándolo bien, no sé si es niño o niña. Algunos amigos imaginarios no son una cosa ni la otra. Quizá sea solo una cuchara.
—¿Qué más te ha dicho? —pregunta el padre de Max. —Nada, la verdad. Parece que Max ha contestado a casi todas las preguntas que le ha hecho, y eso es buena señal según ella. Además, no se le veía incómodo por estar solo en la consulta, cosa que no es muy frecuente según parece. Pero sigue convencido de que hay un compañero del cole que quiere matarlo. Tommy Swinden se llama. ¿Te dice algo el nombre? —No. —Max dijo que Tommy quería matarlo porque no le gustaba su nombre, pero la doctora Hogan no cree que sea verdad. —¿Qué es lo que no cree que sea verdad, que Tommy Swinden quiera matarlo o que no le guste el nombre de Max? —No está segura —contesta ella—. Pero cree que Max está ocultando algo sobre ese Tommy, y dice que fue la única ocasión a lo largo de la entrevista en que le pareció que Max no estaba siendo sincero. —¿Qué crees que deberíamos hacer? —pregunta el padre de Max. —Llamaré al colegio mañana. Es muy posible que Max haya interpretado mal algo, pero será mejor que me asegure por si acaso. —¿Mamá clueca al rescate? No es la primera vez que el padre de Max llama «gallina clueca» o «mamá clueca» a su mujer, pero no sé qué quiere decir con eso. Sé lo que es una gallina, pero lo de «clueca» se me escapa. La madre de Max sonríe, y eso me confunde todavía más. Cuando su marido la llama mamá clueca normalmente se enfada, pero otras veces le resulta gracioso, y no entiendo por qué.
Editorial: Nube de tinta Autor: Matthew Dicks
Páginas: 432
Precio:16,95 euros