Fue cerca del año 2000 cuando noté concientemente que algo estaba cambiando en mi vida. Aquella canción de Natalia Lafurcade sonaba en muchas estaciones de Radio ("En el 2000 / martha es una lombriz / que no deja de mirar, de criticar / toda la gente / de dividirla, de ser racista / existen fresas, ricos, pobres, mexicanos y panistas).
Una tarde, de esas en las que acostumbraba elaborar dibujos y guiones para historietas, con la canción de Natalia de fondo, un ser se aproximó a mi: era un gato negro, con ojos verdes y brillantes cuyo fulgor me asombró desde la primera vez que lo vi. Su mirada me transmitió paz y pronto comprendí con su ayuda muchas más cosas. En primer lugar, que era una gata y que tenía crías, y en segundo, que no se trababa de un animal cualquiera.
Los mitos existentes en torno a los gatos me intrigaron, su presencia en mi casa me motivaba a investigar tantas cosas como me fueran posibles: su sexto sentido, su historia en Egipto, su participación en la Magia, y pronto una serie de temas se unieron, ya no sólo eran los gatos, me interese en la parte superior que algunos hombres (o mujeres) experimentan en algún momento, ese retorno al pensamiento primitivo que se denomina ESPIRITUALIDAD.
De manera extraña, todo en mi vida comenzó a cobrar sentido y no fue sino hasta ese momento que me sentí parte de algo, pude comprender toda la serie de sueños que había tenido y la comprensión adquirida me hizo ver que se trataban de visiones, descubrí pues, la conexión mágica que puede desarrollarse entre un hombre y un animal, lazos invisibles que se extienden por todo el Universo uniendo a espíritus aún cuando se encuentren separados y dándome también la oportunidad de recurrir a los conocimientos adquiridos en otras vidas para solventar los inmensos vacíos que sentía en esta.
No es de extrañar que un periodo de mi existencia (e incluso hoy en día) mi comportamiento fuera un tanto antisocial, pues mi equilibrio anhelado lo obtenía de una fuente que nunca imaginé.
En un mes como este su presencia física se retiró de este mundo... Pese a eso, aún tengo la firme creencia que un espíritu totémico llegará a mí cuando hayan transcurrido siete generaciones de su sangre, de esta forma, volveré a renacer junto a ella...
Texto escrito en Memoria de "Gina": Maestra espiritual, inigualable compañera.