Capítulo 26: Un lugar en el mundo
No sé ustedes pero cada día que pasa escucho más eco mientras escribo. Esto de la blogosfera es un erial, un éxodo, el Diez Negritos del ciberespacio. Lo desaconsejo si pretenden hacer amigos o integrarse. Ya les he hablado en alguna ocasión de mis motivaciones para participar aquí, absolutamente egoístas y más enfocadas hacia la parte comestible del encabezamiento. Mis ganas de escribir son un viento caprichoso que no sopla de manera ordenada; aun así, tenía el proyecto más o menos firme de ofrecerles un diario, dentro de unas pocas semanas, acerca de las desavenencias locales en el ámbito de la cultura. Una cuestión sentimental, una excusa para contarles, qué sé yo. No les prometo nada y menos bajo esta especie de estampida que nos asola.
Si alguna vez quise tener un blog nunca fue por desalojo. Vuelvan a sus teclados, me siento sólo.