Revista América Latina

Memorias de un escuálido en decadencia: Debate

Publicado el 18 noviembre 2011 por Jmartoranoster
Posted on 18 noviembre, 2011 Roberto Malaver 


¡Carajo, no ganamos una! Cinco precandidatos, que parecen jugadores de futbol por la cantidad de dinero que pagaron para inscribirse en La MUD, no dijeron nada interesante. Una vaina que uno pueda comentar. Leopoldo López fue el único que planteó la pendejada esa de Muéstrame tu boleta. ¡La volvimos a poner! Ahora sí es verdad que sí la gente sigue con nosotros es porque el antichavismo los está matando, de paso, eso es lo único que nos une: Un antichavismo rabioso. Antes de que comenzara el debate, estábamos asustados en la casa de Margot, porque el dictador estaba regalando unos reales allí a una gente que supuestamente la habían robado nuestros banqueros, eso seguro fue un montaje para que la gente crea que se están haciendo vainas buenas en este gobierno, pero digo que estábamos asustados porque eran casi las ocho de la noche, y el dictador en cadena nacional repartiendo real a una gente que seguro después que termina la cadena tienen  que devolverlos, y bueno, el tirano decidió terminar la cadena faltando segundos para las ocho, y allí aplaudimos, y cuando comenzó el debate y vimos a Jesús María Casal dar inicio a la vaina, nos pusimos de pie y Margot dijo: “Toma tu tomate, dictador, así, así, así es que se debate”. Es decir, había entusiasmo en la familia de Margot y en el pueblo unido jamás será vencido, pero cuando comenzaron a dar razones y argumentos para salir del dictador, toda la familia de Margot estaba tan fastidiada que el hermanito menor dijo: “Era preferible que el dictador siguiera en cadena”. Aquella vaina no había por dónde agarrarla.  Lo mejor del debate eran los comerciales, porque uno tenia tiempo de arrecharse con todos ellos y decir un montón de vainas allí, como, qué bolas, y dónde están las ideas, y cuáles son las diferencias, pero nada. Aquello eran lugares comunes por todas partes: que si el progreso, la paz, la justicia, la fe, la esperanza, y “váyanse para el carajo”, dijo Margot.  Cuando el papá de Margot, mi suegro, escuchaba esas cifras de millones de niños abandonados, de millones de desempleados, preguntaba “de dónde coño sacan esas cifras que no dicen la fuente, o es que ellos creen que este pueblo sigue siendo bolsa”. El hombre estaba arrechísimo con ese debate. Margot y yo nos empezamos a alejar del televisor porque el papá  nos podía tirar una vaina encima. Y cuando terminó el debate dijo: “El peor de los candidatos fue el mejor”, y nadie se atrevió  a preguntar quién era el peor que ahora era el mejor.  - Déjame que te cuente, limeño._ Me canta Margot.   [email protected]

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