Revista Salud y Bienestar
Parte III.Contesté, de forma simple ante tanto asombro por la desproporción que existe entre mi peso y altura: Sr. Doctor, cuyo nombre desconozco por no haberse presentado , sé que estoy gordo, y cuáles son los inconvenientes de la obesidad, y también conozco mi índice de masa corporal porque me lo miden cada dos por tres, probablemente debido a la sencillez de su cálculo; ahora bien, amigo doctor, ¿Influye esta variable en mi pérdida de audición?; pues, si no es así, olvide el cálculo de todo índice relacionado con la masa corporal y mi persona, y absténgase de hacer cualquier recomendación acerca de mi hermosura y rotundidad, y permita que sean el especialista oportuno, y mi médico de “cabecera” quienes determinen, junto a mi mismo, las pautas a seguir para corregir todos esos problemas que Vd. se empeña en explicarme en un rapto de erudición, y que de sobra ya conozco e intento solucionar. -¿Puede Vd. curar la sordera haciendo que adelgace?. No es posible, verdad; pues proceda entonces a inspeccionarme el oído y la nariz, a ver si damos, entre todos Vds. que me miran y yo, que sufro de su atención, con una solución para estos vértigos. Y déjese de hacer investigaciones y cálculos que no le corresponden. Por José Antonio Atanasio Moraga