Revista Cultura y Ocio
MEMORIAS DE UN MUJER SIN PIANOMaría Jesús Mayoral Roche
Esa frase de que detrás de un gran hombre hay una gran mujer... Acabo de leer "Memorias de una mujer sin piano", las vivencias de la viuda de Luis Buñuel y se puede decir que el cineasta no sale muy bien parado: lo retrata como el clásico machista que nunca habló con ella de política, ni de religión, ni del surrealismo; que no la dejó trabajar ni realizar ninguna de sus aficiones, que le decía con quien debía relacionarse y con quien no. A pesar de todo, esta mujer confiesa que fue feliz al lado de Buñuel y que estaba enamorada de él. ¿...?
En sus mismas memorias la que mejor se retrata es ella: salta a la vista que es tonta. Hay muchos ejemplos en los que apoyarse, pero basta un par para ilustrar lo que digo. Luis Miguel Dominguín le regaló unos grabados y como no le gustaban los tiró, más tarde se enteró de que eran de Goya. ¡Qué tonta! -se dice a sí misma. Cuando murió su hermana no fue capaz de tomar una solución con los magníficos muebles de la casa que habían pertenecido a sus padres, después de deshacerse de ellos, se dijo que los podía haber embarcado y llevárselos a México. Lo que hubiese sido interesante de estas memorias es que Jeanne nos hubiese contado lo que le aportó vivir 50 años al lado de un cineasta de la talla de Buñuel; pero confiesa que él la dejó al margen. Me falta en estas memorias la semblanza cotidiana de un creativo en plena efervescencia de rodaje, que nos hubiese acercado con anécdotas y delicadeza a los sentimientos, pasiones y temores de un genio. Pero claro... ella misma confiesa que Luis nunca le habló del surrealismo y que ella no entendió el cine de Luis. Esta declaración me parece tremenda. Si nos confiesa que él no la dejaba desarrollar sus gustos y habilidades, si no tenía ni voz ni voto en casa y si tampoco entendió su cine, qué podía admirar ella de Luis Buñuel. No logro entender lo qué llevó a esta mujer a escribir sus memorias: Buñuel no sale bien parado pero ella tampoco se salva. Por qué reprocha o se queja del machismo o autoritarismo de Buñuel después de su muerte, qué sentido tiene. Por qué se declara enamorada de él y luego lo traiciona desvelando sus defectos. Por qué confiesa que fue feliz al lado de Luis para luego declarar que él la tuvo al margen de casi todo; por otra parte deja claro que lo único que quería era una mujer dedicada a él como ama de casa. Y la mejor declaración de todas es que él le decía: Jeanne eres y has sido la mujer de mi vida. Probablemente, casi seguro, Buñuel se enamoró de la bondad de esta mujer, de su sencillez y por supuesto de su sumisión.La lectura de estas memorias me ha hecho reflexionar sobre el perfil de esta mujer. Yo no sé si fue la clásica sumisa, sometida o dependiente. Porque ser sumisa puede ser cómodo, muy cómodo, más cuando un hombre te resuelve absolutamente todo y no te ves en nada porque te lo dan hecho. Personalmente, me da la sensación de que esta mujer tenía pocos recursos, no sabía desenvolverse, y en cualquier caso Buñuel lo disponía todo. ¿Sometida? era más bien de dejarse llevar, abulia y comodidad más que otra cosa, le faltaba carácter. Y al no ser resolutiva, por fuerza se convierte en una mujer dependiente. Por otra parte el enamoramiento, a veces, puede ser un sometimiento voluntario. ¿Y qué hubiese dicho o cómo se hubiese quedado Buñuel al leer las memorias de su Jeanne? Decepcionado, supongo.Ser la esposa de un creativo no es fácil, más bien es complicado convivir con un genio. Un genio, un creativo necesita su tiempo, su silencio. El poder creador llega a ser tan fuerte que obliga a apartarse del mundanal ruido, aislarse, quizá por eso Buñuel reconoció que Jeanne era la mujer de su vida, nunca se rebeló contra él, no le ocasionó problemas ni le montó escenas.Otra cosa que me descoloca de esta mujer es que no hiciera nada para entender el surrealismo. Confiesa que Buñuel sólo hablaba de arte, política y religión con sus amigos, que su círculo cultural sólo era de hombres. ¿Y no se le ocurrió a esta señora escuchar a hurtadillas? ¿Leer a escondidas? ¿Intentar sorprender a su marido con algún comentario inteligente a los postres? A veces hay que ganarse ese sitio. A medida que lees este libro te das cuenta de la simplicidad de esta mujer, hasta llego a entender que Buñuel la amase pero que no perdiera con ella su tiempo en hablar de cine, arte, política, religión... Y es que entre Buñuel y ella había un abismo cultural, lo único que hubiese podido hacer por ella era cultivarla un poco y un creador no está para esas cosas.Al final, Jeanne explica los motivos que la llevaron a escribir sus memorias; primero porque Luis escribió las suyas, en las que por cierto ella se queja de que no hablara ni mencionara para nada a su familia y segundo porque la animaron sus hijos con el fin de dejárselas a sus nietos. Ella las publica siendo consciente de que a Luis no le hubiese gustado nada y que se hubiese opuesto a ello tajantemente. Por lo que he leído, creo que ésta era una mujer llena complejos y frustraciones, que Buñuel la anuló por completo y que no tuvo que esforzarse mucho para conseguirlo. Después de una vida junto al cineasta se arrepiente de haberle hecho caso, de no haber impuesto su carácter a la hora de querer realizarse como encuadernadora, profesora de gimnasia o escultora. Ella misma se declara que tenía aptitudes para la música, la escultura, la encuadernación o la gimnasia y que Buñuel se opuso a que desarrollara estas actividades. Opino que, después de haber vivido una vida no merece la pena rebelarse a destiempo cuando está todo perdido. Y está bien eso de escribir memorias, pero las de esta mujer son una traición al genio muerto y creo que alguien debería haberla asesorado a la hora de escribirlas para no quedar retratada como una tonta integral. Digamos que estas memorias son una especie de venganza, una cura contra la frustración. Existe la posibilidad de que la editorial y quien dirigió estas memorias la convencieran para contar el machismo de Buñuel, por la sencilla razón de que eso vende. Si Jeanne Rucar hubiese contado las bondades como esposo de Buñuel, probablemente, sus memorias no hubieran visto La Luz. En una ocasión, mi médico y amigo, me pidió que le asesorara y supervisara una novela autobiográfica, que de hecho está publicada. La de este hombre es una vida muy interesante, por eso me brindé a hacerlo gustosamente. De principio a fin le di mi opinión, se la razoné y él me hizo caso en todo, cambió y omitió cuanto yo le dije. Hay que ser muy cuidadoso a la hora de editar una autobiografía, más cuando hay políticas y guerras de por medio, cuando todavía quedan supervivientes. Redactar es un ejercicio sencillo, contar tu vida es fácil; pero escribirla es otra cosa.Y ahora toca la pregunta del millón... Si Jeanne Rucar se sintió anulada, apartada de la vida del genio, ¿por qué no lo dejó? Porque si hay algo que no se soporta y puede degradar a la persona es el sometimiento, que te anulen. Supongo que la falta de carácter es lo que la incapacitó a la hora de tomar una decisión. A pesar de todo, ella se mantiene en la afirmación de que fue feliz junto a él; pero a mí me cuesta creerlo y me cuesta creerlo por una sencilla razón, porque ella no declara ni demuestra en ningún momento de su vida estar en plenitud y tiene su lógica explicación: cuando te anulan es imposible vivir en plenitud y en el caso de estarlo, es una ficción. Más todavía, cuando se toca fondo entre la ficción y la realidad el vacío puede ser rompedor. Cuando mi tío vio el título de este libro, me comentó:- Cuando se estrenó Viridiana en Estados Unidos, yo estaba allí y fui a ver la película. Recuerdo que como los americanos son así, la película empezó sin título ni preámbulos, tan sólo un enorme cartel que cubría la pantalla: Buñuel. Pues habrá que quedarse con eso. Quiero aclarar que quizá no he sabido comprender a esta mujer porque yo no pertenezco a la cofradía del arrepentimiento o del santo reproche -que dice Sabina-. Me parece poco elegante reprochar, pedir explicaciones. Las circunstancias son como son y hay que aceptarlas, sin más. La lectura de estas memorias me suscita otra pregunta, la pregunta que debería haberle hecho la escritora que le ayudó a escribirlas y que hubiese sido un buen final. Jeanne, ¿te compensó vivir 50 años junto a Luis? Porque a mí me da la sensación de que a pesar de sentirse enamorada y feliz, el cineasta la dejó amarga.