[Memory Card] Tomb Raider
Salvador Belizón Campaña 18 enero, 2014 0
- Argumento
- Jugabilidad
- Música
- Originalidad
Mediados de la década de los 90. Muchos comenzarían en breve a fascinar con las últimas pericias del fontanero más famoso del planeta con Super Mario 64, mientras sus acérrimos detractores confiaban en el próximo lanzamiento del erizo azul que desterrara a tan infame figura. Era la última época dorada de los plataformas, el comienzo de la andadura particular de Sony en el mundo de los videojuegos con la primera Playstation. El comienzo del fin de SEGA como desarrolladora de hardware.
En este contexto de alocados y simpaticotes personajes, comenzó a fraguarse una figura que rompía con los moldes establecidos. Quebraba el imperio de los colores, de los avatares monos, del combate por turnos. De los protagonistas masculinos. Desde las entrañas de Core Design, nacía una fémina de armas tomar -y había que tomarlas bien-, peligrosa y con mucho mundo por enseñar. La habéis visto en la imagen de presentación, pero por si a alguien aún le cupiera alguna duda, no podemos hablar de otra más que de la inigualable -al menos en sus comienzos- e insuperable ¡Lara Croft!
Arqueóloga británica, de alto poder adquisitivo, recorre medio mundo para desentrañar misterios de antiguas civilizaciones y hacerse con reliquias del tiempo. Esa era la premisa que presentaba de base esta nueva heroína. Una lástima que con rapidez fuera presa de la obscenidad y se convirtiera, para muchos, en objeto de deseo, figura de pleitesía sexual dentro del mundo de los videojuegos. Gracias a todos los dioses, con el remake de igual nombre que se lanzó a inicios del pasado año, Lara ha recuperado la que siempre debió ser su auténtica esencia: la imagen de una mujer intrépida y aventurera.
¿Hay a día de hoy, alguien que todavía no conozca los orígenes de la arqueóloga más famosa del mundo de los videojuegos? ¿Sí? Para asegurarnos, en FrikArte os acercamos el arranque, el origen de las aventuras de este famoso personaje. Agarraos el sombrero, el viaje va a ser movidito.
La pantalla de inicio, acompañada de su famosa melodía de introducción, invitaba a presenciar de primera mano estas vivencias.
ARGUMENTO
Antes que nada, decir que obviaremos el nombre de los cuatro personajes y medio que aparecen en todo el juego. Entre otras cosas, porque tienen escasa, si no nula, relevancia en el acontecer del juego. Así pues, nos encontramos con la directiva de una gran compañía llamada Natla, que le ofrece por videoconferencia – sí, todo muy “moerno” en el 1996 que se hizo el juego- una suculenta oferta a la señorita Croft: encontrar el poderoso objeto Scion, un artefacto misterioso y desconocido. La sed de aventuras de Lara hace que, ceja arqueada y desafiante por delante, acceda a aceptar el encargo. Esto la llevará a diversos entornos de distintas partes del mundo como Perú o Egipto, donde deberá recuperar las tres partes del Scion. Todo esto había que entenderlo en un perfecto inglés, sin subtítulos, con la edad de 8 años. Toma ya.
Nieve, murciélagos, lobos y dos pistolas. Los elementos básicos con los que arrancaba “Tomb Raider”.
El argumento, de formar parte de las hojas de un libro, no se encontraría nunca en la sección de los best-sellers. Hablamos de los 90, cuando la gente aún tenía criterio. Apenas cuenta con unos cuantos giros argumentales, pero se palpa el esfuerzo de Core por crear algo nuevo, claramente inspirado en Indiana Jones, pero capaz de estampar un sello propio. ¿Lo logra? Sí. ¿Holgadamente? Pues no, pero era una época en la que a excepción de los RPG, casi ningún juego contaba historia alguna. Y de llegar a hacerlo, era aún más plana que la que muestra este Tomb Raider.
JUGABILIDAD
En líneas generales, un truño. Téngase en cuenta que el crítico que suscribe estas líneas habla de la versión de PS One, no de Saturn ni PC. Pero al menos en la versión de la sobremesa de Sony es un asco en la mayoría de sus aspectos. Sabemos que hablamos de un juego antiguo, pero por los clavos de Jesucristo, se supone que nuestro personaje ha entrenado para superar las mayores adversidades. Pero aquí es fácil despeñarse por no ejecutar un comando de forma determinada, los saltos son raquíticos y la manera de disparar de Lara es sencillamente mejorable.
Irónicamente, esta “paraplejia” la pierde a la hora de nadar, uno de los momentos donde se mueve “como arqueóloga en el agua”. Chistes aparte, el manejo se suaviza y por un rato se puede disfrutar el manejar a esa criatura de pelo recogido. Que le queda muy mono por cierto, aunque la coleta le da un aire más desgarrado. No, pero ya centrándonos…la jugabilidad es el peor aspecto con diferencia que tiene este título. Se podría haber hecho un mejor trabajo con esto definitivamente.
Mirad que a gustirrinín esta ahí, toda despatarrada en el fondo del mar.
MÚSICA
¡Menudo dilema! La variedad musical de la primera entrega de esta saga no era demasiado extensa. Alrededor de 15 temas componían su banda sonora, la mayoría repitiéndose en todos los niveles y haciendo un uso descaradamente excesivo del tema principal. No obstante, hace una media prácticamente de composición por fase (media al uso, porque cada escenario cuenta con más de un hilo musical, por lo que obligatoriamente se reiteran temas) y la calidad de los mismos, en líneas generales, son soberbios. No podemos decir más que maravillas del “main theme”, pero las melodías destinadas a grandes descubrimientos o a combates con jefes finales son igualmente dignos de ovación.
Precisamente por estas dos caras de la misma moneda, a la hora de evaluar el aspecto sonoro de este Tomb Raider se hace difícil. Sin embargo, hemos optado por darle más relevancia a la profundidad y el buen hacer de las composiciones, que cumplen su función además de ofrecer, en algunas ocasiones, un goce y disfrute reales al tímpano.
De los fx habría que hablar algo peor. El sonido que desprenden las armas de fuego son poco creíbles exceptuando las Uzis. El resto de elementos (ruido de cascadas, ataque de osos…) desempeñan su cometido sin más, pero se limitan a ser el acompañante fiel de unas acciones que vemos en pantalla, no aportan armonía ni nada por el estilo.
Dicho esto, es hora de que la historia y el misterio se fundan en estas creaciones melómanas. Haced eco de ellas, mortales.
ORIGINALIDAD
Probablemente, el mayor punto a favor de este título. Rompió los moldes de una época donde como ya dijimos antes predominaban las plataformas y el rol. Sirvió de impulso para hacer un título enfocado a un público más adulto, que empezaba a demandar otro tipo de productos más “maduros”. Al margen de las formas de producción de la época, el producto en sí enseñaba cosas no vistas antes, o no al menos con cotidianeidad.
No os dejéis engañar por sus dientes de ratoncito Pérez: este T-Rex lleva siglos sin comer y está furioso.
Entornos sensiblemente diferenciados como las montañas, la Atlántida, restos egipcios…A nuestra querida viajera la podemos ver en muchos paisajes y cada uno goza de sus componentes particulares. Así, los enemigos también cambian y se van adaptando a la dificultad del mismo nivel: se inicia la aventura con murciélagos, pero se acaba con criaturas inmundas que lanzan dardos y bolas de energía. Todo ello sin contar los puzles variopintos que se presentan en cada mundo: accionar palancas, contrareloj para alcanzar cierto punto, objetos dispersos por cada fase…
Las situaciones en las que se dispone a Lara también están bien diferenciadas. En algunos compases habrá que dedicarse casi en exclusiva a nadar, pero en otros nos encontraremos en una torre enorme por la que hay que escalar hasta alcanzar la cima. Todo ello superando diferentes salas que accionan determinados objetos del escenario. No se puede pasar por alto el mítico icono que supone el T-Rex de la fase prehistórica. Sencillamente espectacular. Por tanto, vemos que nada está dejado al azar, por ello en ocasiones parece que para acabar un nivel habrá que hacer una cosa…cuando realmente hay que hacer la contraria.
Dejando claro que cada escenario y localización geográfica es un mundo, así como que cada uno tiene sus puzles y componentes que le hace especial, llega el momento de concretar uno de los mayores puntos que tenía este disco: ver morir a Lara Croft. La originalidad acude también a la hora de bapulear a nuestra heroína de las formas más crueles y retorcidamente divertidas posibles. Si vas andando por los pinchos y se te escapa el botón de correr, te mueres. Si te pilla el Mutante Gigante con un brazo te estampa contra el suelo. Una bola rodante de lava puede atropellarte. Pero si te caes desde una torre alta…además de chillar como una posesa, la aventurera se desploma al llegar contra el suelo.
¡Diversión sádica por doquier!
Al subirte a la escultura de la mano del Rey Midas, te morías…convirtiéndote en oro. Así, sin mediar palabra. Pero era genial. Y lo sabes.
VEREDICTO
Tomb Raider no era un título perfecto, en especial si destacamos su pésimo aspecto jugable, que bien se podría haber labrado bastante más. Pero a pesar de sus fallas, de que no era la quintaesencia de los gráficos -algo mejores en el diseño de personajes en SEGA Saturn, todo hay que decirlo- era divertido. Así, sin más. Se trataba de un juego que enganchaba hasta ver la pantalla de créditos, porque con unos escenarios tan grandes y abiertos, se estaba dando una llave al jugador a un mundo nuevo, más apasionante y con un abanico de posibilidades aun por descubrir.
Si a estos espacios le sumamos los apasionantes puzles, una banda sonora conformada por algunos temas de ensueño y una carismática Lara Croft que ya apuntaba al estrellato, el resultado es bien sencillo: éxito al bolsillo. Tal fue así, que la saga cuenta ya con una suma de entregas que ronda la decena. Indiana Jones tuvo una sucesora antes que Nathan Drake. Y ésa, fue Lara Croft. Nuestra Lara Croft.
Esta portada apunta directo a los 90…
…además de una contraportada que invita a la nostalgia. Y era recomendado para mayores de 15. Si vieran lo que hace GTA hoy día…
Por Perrudo y estos 14 años.
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