Acostumbrados a ser el ser animal más detestado por todos, junto a las cucarachas, no era de extrañar que nadie pudiera imaginar lo divertido que podrían a llegar a ser los gusanos. Hoy en nuestro Memory Card queremos hacer una breve mirada a Worms 2.
¿Pero qué es este juego? Un juego gamberro, sí, pero también una dosis de calidad para el estratega. Hablamos de un título que funciona por turnos en 2D donde cada jugador (se puede disfrutar por parejas o en grupo) realiza su partida de ajedrez al mando de varios gusanos. ¿El objetivo? Fácil y directo: no dejar vida en el otro bando.
Jugabilidad
Bananas explosivas, granadas sagradas, bazoocas, ametralladoras, revolver, bombardeos aéreos… ¿Qué arma falta en Worms 2? Posiblemente ninguna. Era uno de sus fuertes su arsenal pero sobre todo el uso cómico que se hace de ellos. Como si estuviéramos ante los típicos dibujos de la Warner con estas “herramientas” personalizadas.
Como hemos dicho ante el jugador se presentaba una extensa industria armamentística. ¿Pero era coger arma y disparar? ¡Ni mucho menos! La gracia del juego consistía en cuadrar nuestros tiros jugando con el viento y sorteando cada obstáculo entre nuestro gusano y el enemigo. Una completa estrategia por turnos donde cada segundo, cada paso, cada tiro errado podría ser literalmente la tumba de nuestros personajes.
Las armas absurdas como bombas sagradas, bananas o burros destructivos era una constante en el juego.
De hecho, esa amplia variedad de armas y las cualidades de cada uno hacía ver diferentes formas de manejo de cada jugador. Los había expertos en lanzamientos, otros más escurridizos que se ponían a cavar y cavar para dañar a todo lo que quedara en superficie. Es decir, un juego a priori simple pero como en todo terminaba siendo complejo. Por ejemplo, ¿no alcanzamos para herir de muerte? Pues podemos simplemente hacerle caer al agua.
Sobre su modo campaña más bien podríamos omitir las palabras, en él no se optó por dotar una historia al juego como tal y sí es cierto que sirve de manera de entrenamiento para cuando llegue la batalla final.
Imagen y sonido
Toda la aventura se desarrollaba en diferentes mapas que terminaban asemejándose a quesos gruyer por todos los socavones que entre unos y otros se hacían en él. Esas misiones podrían tener diferentes ambientaciones pero sobre todo destacaban por darle un colorido importante y la colocación de diferentes objetos en el camino para incordiar y separar a rivales.
Igualmente, nuestros gusanos poco detalle obtenían por sí mismos. Cambio de colorines, alguna cosilla extra dependiendo de qué arma portara y poco más. Pero en la simpleza está lo loable, ¿no? Como apuntaba antes las armas recordaban claramente a un espíritu cartoon de la Warner con bastante colorido, diversidad, y un aprecio por dar a lo más ridículo el mayor poder.
Un mapa simple pero lleno de obstáculos, el más estratega ganará. O el que más arriesgue.
Su plano sonoro simplemente cumplía y entre alguna que otra actualización empezaba a gozar de una “voz de pito”, dependiendo de que hubiéramos seleccionado, que le daba su encanto a los condenados gusanos.
Conclusión
Decir lo que voy a decir quizás pueda sonar a exageración, pero entender el éxito actual de Angry Birds sin mirar ni siquiera de reojo a Worms 2 y la saga en sí bien podría merecer un caneo. Y es que antes de que estos pájaros rabiosos atormentaran a sus cerditos enemigos y, más aún, al mundo de las finanzas de videojuegos ya había unos gusanos con mucha guasa y poco amor por la vida de sus demás congéneres. Un juego simple, divertido, de reglas básicas pero desafiantes a la par que destructivas. Una joya que merece ser recordada.
¿La diferencia con Angry Birds? Quizás su fecha de lanzamiento, el salir para plataformas de jugadores tradicionales y no en la época del boom de las tabletas. No alcanzó al público más generalista y también es verdad que no gozaba de toda la profundidad en sus sucesivas revisiones. Pero desde FrikArte lo recomendamos hoy. No obstante se puede disfrutar de varias versiones en smartphones actualmente.