Llegando al Parque Aconcagua
Para ésto nada mejor que contratar un Tour o excursión de día que te resuelve en un momento los desplazamientos y te hace descubrir rincones insospechados que no encontrarías poe tu cuenta.
Así es que encontré la página web de www.Huentata.com que de un modo muy visual y explicativo te sugiere un montón de ofertas para vivir la Montaña mendocina. Me pareció muy sugerente la propuesta de Alta Montaña por Villavicencio , es decir , con el plus de ese lugar de la provincia que te permite ponerte al tanto del estado del legendario hotel del "Novecento" y de conocer el complicado enclave en el que se encuentra.
Una de las comodidades que ofrece Huentata es que temprano por la mañana te vienen a recoger por tu hotel o apartamento en su descomunal Truck todo terreno que brinda singularidades al viaje. A la comodidad inicial y seguridad a la hora de transitar x caminos de montaña se suma que el vehículo está dotado de Alta tecnología que permite algunos juegos interesantes al guia para empatizar con los pasajeros .
El frontal del camión lleva una cámara de video que te va anticipando el camino que se transmite en una pantalla gigante colocada en el frontal de la cabina de asientos. Esto hace un juego singular al recorrido y a la vez permite efectos especiales como parecer que te estas cayendo por un precipicio .También el camión permite subir al techo mientras se transitan caminos enrevesados y hace que la adrenalina suba.
EL RECORRIDO
Una vez q se recoge al último pasajero nos encaminamos en dirección norte hacia El Plumerillo. Desde allí nos adentramos en la ruta del caracol, una ruta que comienza a ascender y que era la antigua carretera a Chile. En el camino nos espera las "ruinas" del Hotel Villavicencio", un hotel emblemático en la historia de Mendoza y conocido en todo el país por ser la etiqueta del agua mineral que lleva su nombre. Resulta que el establecimiento está inmerso en tejes y manejes de una concesión, como es la del Parque Natural de Villavicencio, otorgada a Danone que explota el agua mineral, y que sería la encargada de reciclar el hotel.
Escondidito desde lo alto el Hotel Villavicencio
Lo seguimos viendo desde lo alto, y vamos haciendo paradas para hacer fotos. En una de ellas, Huentata nos ofrece un rico café con un pastelito mendocino. Seguimos subiendo hasta tener la primera visión del Aconcagua, pico más alto de América, con 6960 metros, que lo convierten también en el más alto del hemisferio sur. Inquietante verlo ahora en época de deshielo,ya que el contraste de colores es muy bonito.
Luego hacemos una parada en Uspallata, donde en invierno podemos alquilar trajes para jugar en la nieve y en verano hacernos con un café o refresco, y lamentablemente apenas nos da tiempo a visitar este pueblo, con una importante historia de frontera. Tuvo su estación del tren transandino y siempre fue una posta ineludible en el camino a Chile, como también lo fue de las columnas de los ejércitos libertadores, que en este camino iban liderados por el Gral. Las Heras.
El Registro Civil de Uspallata
De allí nos dirigimos por la ruta 7 en dirección a Chile, y todavía estábamos a tiempo de jugar con la Nieve. Volvemos a almorzar a la estación de esquí de Penitentes, y luego a una de las paradas más bonitas del recorrido: El Puente del Inca.
Aquí te sobrecogen otras de las grandes pérdidas: las infraestructuras abandonadas. La antigua estación de tren , sin embargo, es una gran llamada a la ecología:
La abandonada estación de Tren de Puente del Inca
En este lugar hay un mercadillo, un caserío, y desde un pasadizo se pueden ver las ruinas del Hotel Termal que fue llevado por delante por un alud en 1965. El Hotel había sido construido cuarenta años antes como un descanso en el camino a Chile, y a la vez se convirtió en una meta de referencia de la burguesía mendocina, e incluso de Buenos Aires. Las habitaciones tenían sus baños termales privados, con agua que venía de una grieta en cada suite.
Es un poco triste ver los restos, casi como si fueran un monumento. Hablan de la desidia de los gobernantes.
Con las ruinas de el Hotel Puente del Inca llevado por delante por un alúd en 1965
Las vías muertas del Ferrocarril Transandino a su paso por Puente del Inca
Para finalizar , nos encaminamos a comer a la estación de esquí de Penitentes, una estación pequeña, modesta, pero con cierto encanto. En verano la excursión sigue hasta el Cristo Redentor. Habrá que volver.