Lo que viene quedando claro, y a las evidencias nos remontamos, es que ni menores ni mayores están preparados para navegar por la red de manera segura. Hace unos días comentábamos la insensatez de un británico que se lanzó con un parapente tras haber visto unos vídeos en youtube, o vemos como la gente cae ante estafas más o menos ingenuas. También vemos como algun@s menores se dejan engañar y se citan con desconocid@s que han conocido a traves de las comunidades virtuales. Pero ante este tipo de cosas, la falta es la misma: la falta de sentido común.
La prohibición a la que hacía referencia el señor Múgica en el post anterior no es pedagógica ni educativa. Si los tenemos engañados, con redes propias e irreales para ellos, corremos el peligro de que piensen que la vida es así de sencilla y cuando salgan a la calle, por mantenerlos en un mundo idilico, no sean capaces de ver el peligro real, ni dentro ni fuera de la red.
La red es un fenómeno social imparable: estar fuera de ella es estar fuera de la sociedad. Y nuestr@as adolescentes y preadolescentes no están dispuest@s a quedarse fuera de juego (les hemos enseñado a ser competitivos, a estar a la última). Saben saltarse las restrinciones y en 6º de primaria y 1º y 2º de la ESO, (11-14 años), más de la mitad del alumnado es visitante habitual de estos espacios virtuales, como no podría ser de otra manera. El gobierno impone sus reglas, los jóvenes saben buscar las redendijas para evitarlas.
alfonsovazquez.com
ciberantropólogo