Revista Educación

Menos mal que es lunes

Por Siempreenmedio @Siempreblog
Menos mal que es lunes

Ya sé que todo el mundo odia los lunes pero para mí son una liberación, un revivir, una llamada a la acción con respuesta inmediata. No sé si a ustedes les pasa pero a mí los domingos me invade una flojera que me deja aturdida, pasmada, zombi, me da hasta miedo. Es terminar de comer y empezar a notar como las piernas se mueven solitas hasta el sofá, el cuerpo coge la posición horizontal y, se acabó, dejo de ser yo. En ese momento, me domina una pereza tan brutal que pierdo por completo la voluntad, me da tiempo a buscar una de las películas alemanas que tienen a bien emitir en casi todas las cadenas y ya me despreocupo, las ponen en bucle una detrás de otra así que ya no tengo ni que coger el mando para cambiar de canal. Entonces comienza un estado que no sé cómo denominar, el sueño me puede y entre cabezadita y cabezadita voy mezclando películas, ahora que con lo buenas que son, soy capaz de pillar la introducción, el nudo y el desenlace enMenos mal que es lunes cinco minutos. A veces me pasa, no sé a ustedes, que me despierto con una necesidad de un chute de azúcar, no entiendo por qué si no gasto nadita de energía, pero esa llamada del dulce tiene tanto poder que soy capaz de mover el cuerpo, ponerme los tenis, un polar y, sin mirarme ni al espejo por si me da vergüenza y tengo que peinarme, tirar para el estanco más cercano a comprar regaliz, pastillas de goma y un par de chocolatinas. De vuelta a casa y mientras le pillo el hilo a la quinta peli de la tarde me voy metiendo todo ese azúcar hasta que me acabo los suministros. Y oye, el cuerpillo va retornando solito a su posición horizontal y así empato con la noche y, como ya no tengo ganas de cenar, veo el peliculón y cuando ya no tengo más fuerzas, él solito se arrastra por las escaleras hasta llegar a la cama, a veces ni me deja lavarme los dientes, se pone el pijama y a dormir. Les prometo que me da hasta miedo, es una posesión infernal de manual, menos mal que llega el lunes y con el despertador recobro la voluntad hasta el siguiente domingo. Bendito lunes exorcizante.


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