Revista Opinión

Menos mal que nos queda Portugal

Publicado el 09 junio 2017 por Manuelsegura @manuelsegura

Menos mal que nos queda Portugal

En octubre de 1984, el grupo de punk-rock Siniestro Total publicó su tercer elepé con un título que ya es legendario: ‘Menos mal que nos queda Portugal’. Y en una de sus catorce canciones, todo un enigma, se preguntaban  ‘¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿Adónde vamos?’. Visto en perspectiva, parecen interrogantes de la izquierda de hoy.

Portugal, ese vecino al que casi siempre miramos de soslayo, viene dando a España demasiadas lecciones en los últimos tiempos. La gota que colma el vaso ha sido ganando el festival de Eurovisión con una balada intimista, cantada por un tipo que para nada encaja en los derroteros frikis que el certamen había adoptado últimamente. ‘Amar por los dos’, compuesta por la hermana de Salvador Sobral, un chaval que sobre el escenario parece que acabara de llegar directamente de una concentración del 15M, es un tema de amor tan sencillo, como directo y melodioso. Ni un salto, ni un aspaviento, nada extraño a la hora de interpretarlo. Sobrio y formal, por alguien que confesaba no haber visto jamás una edición del festival y que tuvo el gesto solidario de no olvidarse de los refugiados.

Ya hace algo menos de un año, la selección portuguesa de fútbol se impuso en la Eurocopa de Francia, derrotando a los anfitriones del torneo en Saint-Denis, con un ‘doloroso’ gol de Éder en la segunda parte de la prórroga. El equipo, capitaneado por un exultante Cristiano Ronaldo, se adjudicó, por vez primera en su historia, tan codiciado campeonato continental.

Son los portugueses, esos mismos que tuvieron que ser intervenidos en 2011, entre otros, por el Fondo Monetario Internacional, y rescatados con 78.000 millones de euros, y que emprendieron en 2014 la senda de la recuperación. Y que hasta fueron capaces de articular en 2015 un amplio gobierno de la izquierda, presidido por el socialista António Costa, del que por cierto bien poco se habla en los grandes medios de comunicación, más preocupados en destacar, por ejemplo, el auge de la ultraderecha en otros países del viejo continente, que no en el luso. Parece que lo que en España no pudieron conseguir los socialistas y los llamados emergentes (veremos qué pasa a partir de ahora tras la rentrée de Pedro Sánchez), en el país vecino sí fue posible. Aunque allí también se vaticinara desde la derecha que ese frente popular llevaría el caos a las calles y a la nación a la bancarrota. E igual hasta echaron mano de ese mantra que tanto gusta por estos lares del ‘gobierno de perdedores’, ya que allí también fueron los conservadores los más votados en aquellas elecciones, aunque sin alcanzar tampoco la mayoría absoluta. Sin embargo, parece que las renuncias a las políticas neoliberales y de austeridad que se proclaman desde la Unión Europea, en Portugal han calado y están dando sus frutos. El resto de la izquierda, incluidos los comunistas, instaron al Partido Socialista a descartar la flexibilización de las relaciones laborales o el intento de privatizar el transporte público. Además, se recuperaron los sueldos de los funcionarios, se volvió a la jornada de 35 horas semanales y se incrementaron el salario mínimo y las pensiones. Y todo ello, reduciendo el déficit y el paro. Cuestión aparte merece el enorme desarrollo experimentado en el mundo de las energías renovables. Pero de todo esto casi nadie habla en la prensa europea.

Que Portugal está de moda es evidente, aunque algunos se hagan los sordos. Pero por encima de sus éxitos musicales o deportivos que sí acapararon portadas, está su día a día, el de su gobierno y el de sus ciudadanos. Mientras, en España, la izquierda que soportamos sigue enfrascada en su debate interminable y quijotesco de si son galgos o podencos o de si esto era cosa del lustroso y victorioso o de la decaída lozana andaluza. Y, claro, así les ha ido comparado con sus vecinos peninsulares.

[‘La Verdad’ de Murcia. 9-6-2017]


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