Revista Libros

"Menos que Cero" (Bret Easton Ellis, 1985)

Publicado el 22 junio 2009 por Julia

Todo sería más fácil sin la dedicatoria. Si la intención descansara sólo en narrar el regreso del estudiante a un mundo anfetamínico y obsceno. Pero el problema no es la ferocidad del discurso. El problema es que Menos que cero es, de algún modo, un libro póstumo.
Tras la muerte, por sobredosis, de su amigo (Joe McGinniss), Ellis busca venganza y monta su versión de los hechos. La hipótesis es sencilla: acorralados por la frivolidad, la riqueza paterna, los trastornos alimenticios y los de sueño, las adicciones, el sexo y la imposibilidad de razonamiento; los adolescentes millonarios deambulan por Los Ángeles como verdaderas bombas de tiempo… El fenómeno necrológico se convierte, así, en una cuestión social; no tanto porque denuncia los monstruos que engendra el consumo, sino porque soborna con la promesa de una dignidad exclusivamente popular. En este sentido, nos emociona con parábolas del tipo: “el opulento nunca conocerá la verdadera riqueza de la vida y, además siempre estará solo…”
Desestimando la simpatía que inspira la revancha social (aún una meramente conceptual), rechazamos el uso intensivo del resentimiento como medio para subestimar al opresor. Creemos que un estereotipo que se demore en la superficialidad del poderoso es, metódicamente, infantil. No olvidamos que, en el campo del poder, aquellos que ocupan un espacio privilegiado abogan por la reproducción social, no por la autodestrucción.
No hay dudas, Ellis tiene talento. Su novela no falla como ficción y, tampoco, como consuelo (en la medida que el consuelo se sustenta en la ficción). Pero sí fracasa como lucha: sostiene una imagen oligofrénica del poder que mantiene, no obstante, la efectividad de su funcionamiento.

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