Revista Cultura y Ocio

Mentira revocable

Publicado el 15 abril 2016 por Icastico

Sí. Hurra. El ministro Soria dimite. Comunica su “decisión irrevocable”. Suena a orgullo y honor, rancio, decadente y falso. Suena a prepotencia, arrogancia y chulería. Suena, lo “irrevocable”, a que aunque su partido (muy partido y mucho partido) y España entera le pida de rodillas que siga en el cargo mintiendo y evadiendo, él, duro, impasible el ademán y el cuello juguetón, lo deja. No puede consentir que hayamos dudado. Ole. Ocurre que no es lo mismo largarse con un puntapié que motu proprio (negociado) irrevocablemente. Se avecinan enésimas elecciones y las víctimas vienen al pelo; en otro momento Soria hubiese salvado el pellejo aunque enseñase el culo en una rueda de prensa.

Renuncia a sus funciones, deja su acta de diputado, la secretaria general del PP, la presidencia autonómica del PP de Canarias, abandona la actividad política. La mentira se lo ha llevado todo. Creía que había salvado el match ball y le cayó la muerte súbita venida de Jersey, otro Paraíso oculto que afloró cuando, exhausto, se relamía. Ahora le falta dejar de ser español y nacionalizarse offshoriano, que va fetén con su apellido. Lo hará a gusto, aunque solo sea por despecho y venganza. Tiene todo el tiempo del mundo para evadir, con tranquilidad, sin la presión de un cargo público, como un premio Nobel de las letras, un oscarizado cineasta, un laureado cantante de camisa negra, un campeón del mundo del motociclismo y una nómina de ilustres campeones offshores en todos los ámbitos, a fin de cuentas, siendo legal, cuando lo es, solo queda en juego la ética y esto es lo primero que conviene extirpar para pertenecer a ese “selecto” club.

Viernes de aire fresco, un lujo en el paraíso de las letrinas. Se agradece. Ya era hora de pagar el tributo a la mentira, que el embuste tuviera un precio, que no saliera gratis. Gracias, periodistas de la verdad y el destape, larga vida. Es posible que los de la caverna estén tristes y rabiosos, ellos brillan y florecen en la mierda.


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