PSOE y PP sumaron ayer sus votos en el Parlamento vasco para sacar adelante la ley que fija la reducción de salarios en la Administración Pública. Hacen suya de este modo la propuesta impulsada por Zapatero en el Estado, a instancias del Fondo Monetario Internacional y el mercado más neoliberal. Soy funcionario y recibo, como profesor de instituto en Bilbao, un sueldo mensual, incluidos todos los conceptos, que ronda los 2.300 euros. Admito que me puedan rebajar esta cantidad, e incluso estaría de acuerdo con una medida de esta naturaleza, siempre y cuando el dinero ahorrado por esta vía se destinara a la profundización de políticas sociales en beneficio, por ejemplo, de quienes no tienen empleo.
Ahora bien, no me gusta, y estoy en mi derecho, que un sólo euro de mis ingresos se utilice para salir en auxilio de la banca, aumentar sus beneficios o consagrar el modelo capitalista. Me molesta, y mucho, que un alto cargo anuncie que se rebaja su sueldo en el porcentaje que sea, presentándose así como un adalid de la austeridad y el ahorro, cuando es sólo un gesto, un guiño a la opinión pública, para justificar después el abaratamiento del despido, el retraso en la edad de jubilación, la pérdida de derechos laborales. las subvenciones a las empresas y la permisividad fiscal con las grandes fortunas. Están jugando con nuestro dinero y también con nuestra dignidad. Nos mienten y nos engañan, y todavía hay quien les cree.
Debemos exigir al Gobierno Zapatero y al Gobierno vasco que nos dejen decidir el modelo de desarrollo que queremos y cuál es la mejor salida a la crisis. Tenemos que hacernos escuchar y pasar a la lucha pacífica y democrática ante tanto atropello. No pueden recortar el salario de un trabajador o una trabajadora sin explicarles en qué van a gastar la cuantía que les quitan. Zapatero ha sido un pésimo gestor en los años de bonzana y aún lo es peor en época de vacas flacas. El otro día exigió al Partido Popular que desvelara sus propuestas económicas. Lógicamente era una pregunta retórica. El programa económico de Mariano Rajoy es el que está llevando a la práctica el PSOE.
Ambas formaciones políticas, con la complicidad de CiU y PNV, están de acuerdo en lo esencial: salvar el sistema capitalista al precio que sea. Así se explica la negativa de todos ellos, más allá de declaraciones testimoniales, a modificar la política fiscal, de modo que ésta sea más justa, equitativa y progresiva. Se lanzan mensajes interesados sobre el fraude en las ayudas sociales, con el objetivo de reducirlas, pero nada se dice, en cambio, del fraude fiscal, que constituye un auténtico lastre en nuestra Comunidad. Un periódico de Madrid decía ayer que ha aumentado en un 12 por ciento el número de millonarios en el Estado en 2009. No me extraña. Zapatero y el PSOE gobiernan para ellos. Mientras tanto, el PP aplaude y el resto sobrevive.