Los datos hablan. Hoy dicen que hay una gran cantidad de profesionales manifestando su intención de dejar su trabajo actual. Según Mckinsey, el 40% de los empleados de una encuesta dijo que es probable que renuncie en los próximos tres a seis meses. Además, el 53% de los empleadores dijeron que están experimentando una mayor rotación voluntaria que en años anteriores.
El mismo reporte revela que el 36% que ha renunciado en los últimos seis meses lo hizo sin tener un nuevo trabajo en mano. Algunas conclusiones conducen hacia el agotamiento como factor del éxodo, pero también de la falta de conocimiento de los empleadores sobre la situación o dificultades que los empleados han tenido.
Según la Oficina de Estadísticas Laborales de los Estados Unidos, más de 15 millones de personas renunciaron a sus trabajos desde abril sólo en Estados Unidos este año y una investigación reciente de Microsoft sugiere que el 41% de los trabajadores de todo el mundo están pensando en dejar su trabajo.
Los datos son preocupantes y es fundamental desarrollar estrategias para revertirlos, ya que es una situación que acarrea costo tanto para los empleados como para los empleadores. Por sus características, la mentoría es una práctica clave para la retención del talento, pero también para la valoración cualitativa del estado de las personas en las organizaciones. Es una aproximación real, humana y personalizada que nos da la oportunidad potenciar el talento de las personas, al mismo tiempo que explorar las fricciones que una encuesta anónima difícilmente lograría detectar.
Como emprendedor y cofundador de una organización, practico la mentoría desde el día uno de Findasense y ya para el año 2014, cuando aún no era tendencia, abrí mi agenda a reuniones "one on one", una dinámica de relacionamiento y transmisión del conocimiento que ha crecido y continua en todos los niveles de la compañía.
La mentoría es mucho más que adiestramiento empresarial o profesional personalizado, es una manera de relacionarnos que contempla un apoyo integral, pero sobre todo que genera una relación única entre el mentor y su "aprendiz", donde entran en juego aprendizajes profesionales pero también los valores y las relaciones.
Por otra parte, la mentoría contribuye a construir una cultura de solidaridad, conecta las aspiraciones personales con el día a día del trabajo, nos vincula con el propósito de la organización y facilita la conexión social, especialmente importante en este tiempo de prevalencia del trabajo remoto, y nos ayuda a generar una experiencia de trabajo conjunta.
No importa dónde se encuentre nuestra trayectoria profesional, un mentor puede ayudarnos a sortear dificultades, asumir roles más importantes, obtener información sobre desafíos técnicos o convertirnos en un mejor líder. En este sentido, el efecto cascada de la mentoría es clave en las organizaciones, y se convierte en un factor clave en la retención del talento.
Cuando dos colaboradores se juntan con el propósito de aprender y crecer el uno del otro, el talento individual se conecta y se transforma en algo más grande e inteligente. ¿Cómo identificar un buen mentor?La personalidad de un mentor es un aspecto muy importante. Los mentores por definición necesitan ser entusiastas. Además, debemos sentir su sinceridad en la forma en que presentan el deseo de ayudarnos. A los buenos mentores les apasiona su anhelo de ayudar a los demás y recibir sus recompensas no en forma de artículos materialistas o dinero, sino al ver a las personas a las que han ayudado a tener éxito.
Debemos contemplar que el estilo de mentoría debe adaptarse a nuestra necesidades, creencias, valores. Un buen mentor creará una estrategia que se adapte a nuestras necesidades, talentos, habilidades y deseos.
- Un buen mentor valora el aprendizaje
Los buenos mentores son aprendices de por vida y deben querer transmitir ese deseo a todas las personas con las que entren en contacto. Deben darse cuenta de que, si bien son expertos, no es posible que sepan todo.
- Nos animan a salir de la zona de confort
Un buen mentor es capaz de identificar su zona de confort y desarrollar pasos y actividades dentro de sus objetivos que nos obligarán a sentirnos cómodos fuera de esa zona.
Un buen mentor no tendrá distracciones cuando hable con nosotros, se concentrará y participará en la conversación. Te hará preguntas, reflexionará sobre nuestras respuestas e incluso nos guardarán un poco de silencio cuando necesitemos pensar.
Los mentores no son solo personas respetuosas y entusiastas. Deben ser considerados expertos en nuestro campo y estar capacitados especialmente en los mismos temas en los que esperamos convertirnos en un expertos.
La mentoría promueve la transferencia de conocimientos y la colaboración, donde tanto los mentores como los aprendices se benefician significativamente de las tutorías. Los aprendices se benefician de aprender directamente de un compañero que realmente ha logrado las experiencias y habilidades que buscan desarrollar, mientras que los mentores amplían sus habilidades de liderazgo y aumentan sus perspectivas.
Lo s mentores pueden proporcionar a los aprendices información valiosa, pero sobre todo conectarlos a redes que pueden expandir sus círculos de apoyo y ayudarlos a construir una trayectoria profesional. Estos círculos son un ligamen natural con la compañía. De esta manera, las tutorías fomentan un tipo de relaciones individuales únicas que deliberadamente dan espacio para que los compañeros se conecten y se centren en alcanzar objetivos profesionales concretos.
Fuente https://www.linkedin.com/pulse/mentor%C3%ADa-c%C3%B3mo-ayuda-la-retenci%C3%B3n-del-talento-rafael-tamames/