El año pasado se murió el abuelo de una amiga y fuimos al tanatorio a verla. Mi hijo por aquel entonces tendría cinco o seis meses, realmente no lo recuerdo bien pero si que era muy pequeño, aunque para lo que voy a contar daría igual que hubiera tenido cinco años.
Como no queríamos ir con el niño al velatorio se lo llevamos a mi madre y el niño se quedó con ella tan tranquilo y durmiendo. Cuando llegamos al tanatorio ya estaban allí otros amigos, entre ellos una pareja que nos pregunto por el niño:
Amigo: ¿Qué tal el niño?. Yo: Bien, le hemos dejado durmiendo. Amiga: Ah, que venía durmiendo y lo habéis dejado en el coche hasta que se despierte.
Mi marido, otros amigos que estaban allí y yo nos quedamos alucinados. ¿Cómo vamos a dejar a un niño de meses solo en el coche durmiendo mientras nosotros nos metemos tan tranquilos en un velatorio?.
Yo: No, no lo hemos dejado en el coche. Como se te ocurre. Se lo hemos dejado a mi madre. ¿Es que tú dejarías solo a un niño en un coche?. Amiga: Es que como habéis dicho que estaba durmiendo me he pensado que lo habías dejado allí hasta que se despertara. Mi marido: No se puede dejar a un niño solo en un coche. Te lo digo para cuando tengas hijos. Yo: Además ¿cómo sabes que se ha despertado si estas aquí dentro y el niño en el coche?
Realmente hay personas que no se dónde tienen la cabeza.