retrato de Óscar, Castellón de la Plana, agosto 2016
#MiércolesDeRetrato
Lo vi en un callejón cerca de la catedral de Castellón junto con otros cincuenta jóvenes. Al principio pensé que era una pelea y que estaban jaleando el ataque de quienes se encontraban en el círculo, pero no percibí nervios ni malos modos. Incluso oía risas de vez en cuando y por eso me fui acercando lentamente. Ví a este chico que sostenía un altavoz en la mano pero ni estando a diez metros pude entender lo que pasaba así que le pregunté a quien estaba a mi lado. “Es una batalla de rap, van saliendo por parejas y durante determinado tiempo tienen que improvisar sobre la base rítmica que estás escuchando”. El chico que me habló resultó ser quien organiza periódicamente el encuentro, que promueve por las redes sociales y expone en su canal de youtube. “Cada vez me viene más gente a la batalla y tengo más visitas en mi canal. Cada participante pone un euro y quien gana se lleva el bote. ¿Diez personas que se apuntan? Pues diez euros que se lleva”.
Óscar se llama el modelo. Mientras escuchaba las rimas no podía quitarle los ojos de encima, con una mezcla entre fascinación por su look y dolor de pensar en cómo se hizo el tatuaje. “Sangré muchísimo”, me confesaría más tarde. Pedí hacerle un retrato mientras me contaba su azaña y ni lo dudó.
El retrato se convirtió en la excusa para estar por allí y escucharles un buen rato. Realmente eran muy ingeniosos y se decían barbaridades los unos a los otros. “Nos encanta el rap y así nos lo pasamos bien. Mejor que estar en otras historias… ¿qué vamos a hacer, si no?” me decía el organizador casi con voz de madre resignada. Los insultos forman parte del juego pero justo al terminar cada improvisación se dan un abrazo y los jueces (hay tres) determinan quién gana cada batalla. Van participando todos por eliminatorias hasta que se encuentran los dos mejores en la final, que yo misma pude presenciar. Vi talento allí.
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