La OMS recomienda la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses de edad. Posteriormente, hasta los 2 años o más, los lactantes deben seguir con la lactancia materna, complementada con otros alimentos nutritivos. Las ventajas, según esa organización, son una reducción del riesgo de infecciones gastrointestinales, y para la madre, una pérdida de peso más rápida tras el parto y un retraso del retorno de las menstruaciones. No se ha demostrado una reducción del riesgo de otras infecciones ni de enfermedades alérgicas. Tampoco se han documentado efectos adversos de la lactancia materna exclusiva durante 6 meses en el crecimiento, aunque en algunos países en desarrollo se ha observado una reducción de la concentración de hierro.
En un artículo publicado en el British Medical Journal unos especialistas en nutrición argumentaron que la evidencia de que la leche materna es suficiente alimento hasta los seis meses es cuestionable en los desarrollados y consideran que las recomendaciones son válidas solamente en los países en desarrollo ya que, en éstos, el riesgo de infección y contagio por mala calidad del agua e insalubridad hacen que los posibles déficits por la falta de otros alimentos, compensa el riesgo
Si se lee con calma, el artículo no pone en cuestión los beneficios de esta práctica en sí. Todo los contrario, los autores insisten que dichos beneficios están bien documentados y no constituyen el tema de su investigación. Lo que sí ponen en duda son los beneficios de la lactancia materna exclusiva y prolongada hasta los 6 meses, frente a la alternativa de introducir otros alimentos de forma paulatina a partir del cuarto mes. Afirman que en los bebés amamantados exclusivamente durante seis meses, hay un mayor riesgo de anemia por deficiencia de hierro (puede causar problemas de desarrollo neurológico), podrían aumentar la incidencia de la celiaquía y de las alergias alimentarias, si determinados alimentos no se introducen antes de esa edad. Al parecer, existe un "periodo ventana" en el desarrollo (4-6 meses) en la que la exposición paulatina a alergenos disminuye la posibilidad de padecer alergias en el futuro. Por eso, proponen la introducción paulatina de otros alimentos a partir del cuarto mes, aunque reconocen que las circunstancias pueden ser muy diferentes en distintos países. También creen que retrasar la toma de otros alimentos puede afectar a la introducción de sabores, especialmente el amargo, que es muy importante para la aceptación de las verduras de hoja verde. Esto podría derivar en una alimentación insana más tarde y en consecuencia en obesidad.
Como pueden suponer este artículo, publicado en enero de 2011, ha desatado las iras de los idólatras de la lactancia materna. ¿Cuál es su opinión, Dr Santi? No voy a rehuir la pregunta aunque reconozco que mis conocimientos en nutrición no me permiten opinar sobre algunas afirmaciones como el riesgo de anemia o el incremento de alergias alimentarias por esa causa. La introducción tardía del gluten no me ha convencido nunca y estamos muy lejos de saber si retrasándola supone disminuir el riesgo de celiaquía. En cambio, estoy en condiciones de afirmar por experiencia que, efectivamente, en algunos bebés alimentados con lactancia materna prolongada tienen un mayor rechazo a aceptar nuevos alimentos, texturas, sabores o utensilios.