Mi pueblo esta a hora y cuarto de Madrid y justo a medio camino esta Guadalajara que es donde viven mis padres. El miércoles camino del pueblo el pequeñin empezo a llorar como un poseso y no había forma de calmarle. De hecho cada vez la cosa iba a más y parecía que le iba a pasar algo, y eso que llora pocas veces.
Al final tuvimos que parar después de solo veinte minutos de viaje. Después de calmarle continuamos el viaje pero la paz solo duró cinco minutos. De nuevo se puso fuera de si y llegando a Guadalajara le dije a Treintañero que mejor nos quedabamos en casa de mis padres a dormir porque según iba el niño era imposible llegar al pueblo. Y menos mal que llevaba llaves de su casa porque ellos no estaban.
Total, que un viaje de apenas una hora lo tuvimos que hacer en dos etapas, pero son cosas que pasan cuando viajas con niños.