Mitchell Courtenay, el mejor publicista de la Sociedad Schoken, es el encargado de elaborar la campaña publicitaria para el Proyecto Venus. Pero, tras una sucia maniobra de sus competidores, se verá relegado a los más bajos niveles de la sociedad, desde donde deberá ascender de nuevo para recuperar la posición que le ha sido arrebatada. Durante el duro viaje, establecerá contacto con los «consistas», una facción rebelde de anticonsumistas acusados de terrorismo y de sabotaje.
Impresión:
¡Menuda maravilla de libro! Una distopía escrita a cuatro manos (Frederik Pohl y Cyril M. Kornbluth) que supongo que los más expertos en Ciencia-Ficción conocerán pero en general creo que pasa bastante desapercibida. A mí me la dio a conocer un amigo y, después de leerla, puedo afirmar que no tiene nada que envidiar a las escritas por Orwell, Bradbury o Huxley.
En la Tierra impera el consumismo exagerado. La publicidad gobierna el mundo. La gente está tan absorbida por el sistema y sienten una lealtad tan desmesurada por sus empresas, que solo compran y consumen los productos de las empresas en las que trabajan. Carecen de moral. Viven en espacios muy pequeños debido a la superpoblación. Lo que dicen los anuncios publicitarios va a misa, como se suele decir. Y todo esto a los «consistas» no les gusta y quieren cambiarlo.
(…) Cómo podía Mitchell Courtenay, jefe de publicidad, repetir cosas tan horribles como: El interés de los productores no es el interés del consumidor.
Casi todo el mundo es desgraciado.
Los trabajadores no encuentran el empleo para el que son más aptos.
Los hombres de empresa no respetan las leyes del juego.
Los conservacionistas pueden ser sanos, inteligentes y estar bien organizados.
«Mercaderes del espacio» también tiene toques de novela negra y pulp. Toques que hacen la historia más amena que otras de su género y que mantiene el interés por saber qué pasará a continuación. Y ese interés es otra de las cosas buenas. El libro no llega a las 300 páginas y no dejan de suceder cosas. No es pausada ni aburrida.
Los personajes no están muy desarrollados aunque están bien tratándose de una historia así. De todas formas en Courtenay sí se pueden apreciar detalles y una evolución, ya que al principio lo vemos como un publicista elitista sin escrúpulos y va cambiando su perspectiva a medida que se suceden los acontecimientos.
(…) Tú me dices: «Nadie desea que le quemen el cerebro». Así piensas tú, porque eres un mediocre. Yo digo: «Encuentra a alguien que desee que le quemen el cerebro y utilízalo». Por eso soy grande.
Por ponerle una pega diré que la traducción no es muy buena. La mayoría de los fallos no son gordos pero hacen un poco incómoda su lectura. Creo que desde los años ’80 no se ha vuelto a revisionar y es una pena. Por lo demás, libro recomendadísimo.
Puntuación: 7/10
Save
Archivado en: opinión Tagged: 2016, Cyril M. Kornbluth, Frederik Pohl, libros, Mercaderes del espacio