Leyendo los periódicos estos días me da la impresión de que muchos periodistas se han dejado convencer por Mariano Rajoy y creen que si no hay mayoría absoluta vamos hacia la catástrofe, cuando en mi opinión es al revés, las mayores barbaridades en este país se han cometido desde mayorías absolutas.
La actuación de Ciudadanos en los pactos postelectorales no me ha gustado nada. Todo y con que algún periodista ha calificado la actuación de Rivera como muy inteligente, dando su apoyo tanto a PP como a PSOE, considero que lo que ha hecho en realidad es demostrar que no hay gran diferencia entre su partido y aquellos a los que quiere substituir.
Cuando Ciudadanos empezó su andadura en Catalunya los llegue a considerar como la única posibilidad de que la derecha española llegase a actuar de manera civilizada e inteligente en relación con el soberanismo catalán, aunque discrepaba de su negativa al derecho a decidir. Pero cuando Rivera decidió extenderse por las Españas y puso en práctica el mismo método vergonzoso que el PP para ganar votos: azuzar la catalanofobia en el resto de España aunque sea a base de mentiras, ya perdí toda esperanza.
Una de las cosas que me gustaba de Ciudadanos era su postura intransigente en relación con la corrupción, pero después de las elecciones esta postura no ha durado ni quince días. En Andalucía Susana Díaz se ha comprometido con ellos a que si la imputación de Chaves y Griñan en el caso de los ERE se confirma serán cesados, lo que me parece una inmensa tomadura de pelo, porque esos dos señores eran nada menos que Presidentes de Andalucía cuando el caso funcionaba a todo gas, y dada la gran dimensión del caso y los cientos de funcionarios y políticos directamente involucrados es de chiste pretender que el Presidente de la CCAA estaba en la inopia total, con el agravante que si realmente lo estaba también es responsable por negligencia. En Madrid Ciudadanos apoya la presidencia de la candidata de un PP que casi no pasa semana en que no aparezca el nombre de algún miembro del partido involucrado en un caso de corrupción, y aunque por supuesto han habido dimisiones previas y la Sra. Cifuentes ha debido firmar un acuerdo con ellos comprometiéndose a un montón de cosas, una vez sea nombrada Presidenta de la CCAA tendrá el mismo valor que si hubiese firmado un rollo de papel de wáter. Y lo que intentaron en Valencia ya es el colmo. Ciudadanos planteó un acuerdo entre el PP más corrupto de España, el PSPV liderado por un tal Ximo Puig, que según mis amigos valencianos tienen la suerte que desde 1995 en que perdieron la Generalitat a favor del PP, ya nadie se acuerda de las perrerías que cometieron, todo, según Rivera, para evitar que los nacionalistas de Compromis lleguen a gobierno alguno en la Comunidad Valenciana, cuando lo único “nacional” que defiende Compromis es la utilización del Valenciano como un idioma casi igual al Catalán sin aceptar la asnada del PP de considerarlos dos idiomas totalmente distintos, y su defensa de los continuos ataques del PP al Valenciano. Me da la impresión que el criterio repetido hasta la saciedad por Rivera en el sentido que jamás pactará con partidos nacionalistas es en realidad la excusa para actuar de bisagra solo con PP y PSOE, y en cualquier caso queda claro que para él la lucha contra el más mínimo de los nacionalismos desde una postura nacionalista española es muchísimo más importante que la rápidamente desechable lucha contra la corrupción, probablemente porque atacar los nacionalismos da más votos de la España profunda que la lucha contra la corrupción .
Si la intransigencia con la corrupción les ha durado tan poco en cuanto ha empezado el partido de futbol, me temo que sus planes para reformar la política del país que también me gustaban durarán todavía menos.
En el caso de Ada Colau mi preocupación va disipándose, porque no parece que vaya a hacer las barbaridades que proponía y creo que está aprendiendo a marchas forzadas, pero de todas formas va a tener una gestión difícil porque va a ser la Alcaldesa con menos fuerza en el consistorio en toda la historia reciente del Ayuntamiento barcelonés, y hasta ahora los alcaldes que han gobernado con apoyos exiguos no han obtenido grandes resultados para la ciudad. Sin embargo ha hecho algo que me ha gustado que es nombrar a Jordi Martí, ex PSC, para algo así como el gerente del Ayuntamiento. A pesar del cabreo de MES, el partido de los escindidos del PSC, por no haber informado previamente de su nombramiento, tengo buena opinión de Jordi Martí porque el nivel de los políticos de este país es tan bajo que para que yo tenga buena opinión de uno de ellos es suficiente con que nunca le haya visto hacer u oído decir una barbaridad, y Jordi Martí es de estos.
Es curioso que entre la multitud de temas que se negocian estos días para repartir los sillones raramente o nunca se menciona la reforma a fondo de nuestra desastrosa Administración Pública, tanto a nivel municipal como autonómico y no digamos en el gobierno central. El Ayuntamiento de Barcelona por ejemplo tiene una administración ineficaz y decimonónica, que los que hemos padecido errores de la administración municipal conocemos bien, pero en todas las negociaciones para que Ada Colau llegue a Alcaldesa, se ha hablado de la Formula 1, del Mobile World Congress, del turismo, de las becas comedor, y de un montón de cosas más, pero la reforma de la administración no parece preocupar a ni un solo político.
Os adjunto un chiste de Ferreres publicado por El Periódico.