Samsung acaba de lanzar al mercado el Samsung Galaxy S8, su nueva apuesta tras el fallido Galaxy Note 7. Con este terminal, la compañía coreana quiere competir contra el nuevo iPhone 8 que será lanzado después del verano. Puede que para muchos sea el momento de cambiar el Galaxy S7 por el nuevo S8 y comprobar así qué prestaciones han incorporado los fabricantes. Pero también es posible que haya usuarios que tengan sus dudas sobre si vale o no la pena cambiar ya de modelo. En este artículo puede que encuentres la respuesta.
Primero vamos a analizar el diseño. Si nos fijamos en las dimensiones del nuevo S8 y las comparamos con las del S7, vemos que la compañía ha reducido los marcos para aumentar la pantalla. Así, la pantalla ha aumentado de forma considerable, pero el tamaño total del celular se ha incrementado sólo unos milímetros a lo alto. Incluso el S8 normal es más estrecho que el S7. ¿Qué significa para el usuario? Esto se traduce en que el S8 ofrece mayor superficie de visionado en prácticamente el mismo tamaño que el modelo anterior. Eso sí, para poder reducir los marcos se ha tenido que eliminar el botón de inicio físico. El S8 cuenta con un botón táctil ‘invisible’ y el lector de huellas pasa a la parte de atrás.
Si analizamos la cámara, Samsung ha optado por mantener la que ya conocíamos, que era de las mejores del mercado. La compañía asegura que en el S8 la cámara de atrás mejora en aspectos como el procesamiento y el sistema de enfoque, pero lo cierto es que, sobre el papel, su configuración es prácticamente idéntica. En ambos casos los sensores son de 12 megapíxeles con apertura de f/1.7.
En cuanto a la memoria, el S8 cuenta con 4 GB de RAM y una capacidad única de 64 GB (UFS 2.1) que se puede ampliar con MicroSD. El Galaxy S7 también tiene la misma RAM, pero también se ofrece una versión de 32GB, algo que no encontramos en el nuevo Galaxy S8.
Y llegamos a la batería, quizás uno de los puntos más delicados del nuevo S8. Pese a que el tamaño de la pantalla ha aumentado considerablemente, no ha pasado lo mismo con la capacidad de la batería. De hecho, la batería del Galaxy S8 es de 3000mAh, mientras que la del Galaxy S7 Edge es de 3600mAh.
Son solo algunas de las características del Galaxy S7 y, para sacarle el máximo partido, también es necesaria una buena conexión. Las operadoras ofrecen diferentes planes para ello, pero si no sabes cuál te conviene más, cuentas con el servicio Smart Fit, de T-Mobile, para que analices con más información durante 30 días el uso que haces del smartphone y de los datos y, en relación con ello, elijas la tarifa que más te convenga.
Obviamente, un teléfono nuevo siempre incorpora más prestaciones que el modelo al que sustituye, pero lo cierto es que el Samsung Galaxy S7 sigue siendo uno de los mejores del mercado. Ahora, además, se puede conseguir por mucho menos, ya que el lanzamiento del S8 bajará su precio. Antes de dar el salto a la nueva apuesta de Samsung, puede que te convenga conocer todas las características del S7.