No conozco a McCarthy, pero si el tipo es tan extraño como sus novelas, prefiero mantenerlo lejos de mí. Tengo una muy buena amiga, S, y mi buena amiga tiene una pareja, F, y fue el quien me regalo esta novela. No nos conocemos personalmente, de momento, pero el se entero de que yo andaba leyendo a Pynchon y me regalo esta novela. No se que le llevo a hacer esta asociación, se lo preguntare, porque McCarthy y Pynchon son absolutamente diferentes, no tienen ningún parecido, todo lo que me atrae de Pynchon, ni se asoma en McCarthy. Con lo que me gusta que me regalen libros y el peligro que eso entraña.
La novela tiene 345 páginas. Si uno lee la contra portada de la novela, se ara una buena idea de la novela, se ara la única idea de la novela. McCarthy es tan áspero escribiendo, tan poco descriptivo, inexpresivo y frío que el lector ha de imaginarse muchas escenas de la novela. El tiempo es relativo en esta novela, pasa velozmente mientras los protagonista cabalgan en ponis o en caballos, para, en la siguiente acción, pasar lentamente mientras suben una montaña o acampan en chozas abandonadas y vuelve a pasar rápidamente al seguir el rastro de los salvajes o al organizar una matanza en un campamento indio, para languidecer de nuevo sentados en plena noche a la luz de un buen fuego. La escritura de McCarthy es extraña, con frases cortas y pocos diálogos marcados, la novela es oscura y sumamente violenta.
Conocemos a un chico, del que sabemos una pequeña pincelada de su pasado, que vaga por tierras áridas y desiertos sobreviviendo de pequeños trabajos o robos. El chico es violento, no habla demasiado y es americano. Se pelea con frecuencia y es capturado por unos mejicanos y obligado ha hacer trabajos penosos como recoger excrementos humanos junto a otros presos americanos. Durante ese episodio llegan al pueblo Jinetes americanos de apariencia salvaje, semidesnudos, con restos humanos a modos de trofeos y fuertemente armados. El y dos mas deciden unirse a ellos, el fin del grupo es dar caza a lo indios. Asesinatos, violaciones, persecución, el fin es acabar con los salvajes, decapitaciones entre los jinetes del grupo, abandonos, fugas, todo sucede sin el mas mínimo reproche, sin apenas palabras. La estrella del grupo asesino es el juez Holden un hombre frío y calculador, que sabe moverse muy bien en todos esos parajes y que guía al grupo a la caza de los indios, un ser despiadado que bien podría encarnar al mismísimo diablo.
McCarthy deja al imaginativo del lector un montón de datos sobre toda la historia, sabemos los nombres del grupo de jinetes, pero no así el del protagonista, al que llama el chaval o el chico, tampoco sabemos en que año o años transcurre la novela, y tan solo se citan algunos lugares y pueblos. Apenas hay referencias de ninguna época, auque podríamos situarla en el salvaje oeste durante principios del siglo diecinueve en alguna frontera entre Méjico y Estados Unidos. En conjunto la novela me ha parecido escasa en información, muy esquemática y no he conseguido entrar en ella, McCarthy carga las frases de adjetivos difíciles y de frases algo difíciles de asimilar, llegando a desesperar al lector en numerosas ocasiones, en la pagina 139 estaba bastante harto de no saber muy bien por donde iba la historia y de no encontrar demasiado sentido a nada, en la pagina 240, a falta de escasas 100 páginas, he abandonado el libro.
Para muchos McCarthy es un genio, y esta novela, es de lo mejor que se ha escrito nunca. McCarthy es un buen escritor, pero yo refiero otro tipo de novelas, por lo menos en este momento .No he conseguido seguir el juego que McCarthy nos propone, aunque soy consciente que la novela posee un aura fantástica de Western maldito, de novela apocalíptica que la confieren como una novela única y personal, como una apuesta para aquellos que estén preparados para asomarse al mismísimo infierno. Cometí un gran error al leer esta novela para satisfacer a un conocido, siempre he pensado que, prácticamente todas las veces, los libros nos eligen a nosotros y no al revés. Hace ya tiempo que, aunque me de una rabia terrible, no me cuesta dejar un libro a medias. Quizá mas adelante la brusquedad de McCarthy me sea menos hostil.