

El cine ha querido rendir homenaje a esos momentos, frente a frente entre manjares, en numerosas ocasiones. En las dos que yo me quedo aparece Marion Cotillard, nadie mejor para esos instantes de tensión manteniendo en el aire las miradas. Nadie. Una de ellas es Pequeñas mentiras sin importancia. Narra la reunión de un grupo de viejos amigos tras tiempo sin verse, con el silencio que supone el vacío temporal. Surgirá la tensión y con ella las confesiones. Película que va con diálogos del desayuno a la cena. Intensos, pero para vivirlos sin contener la respiración, recordad que estamos entre bocado y bocado. La segunda es Solo el fin del mundo. Xavier Dolan vuelve a tocar la fibra con este reencuentro familiar. En torno a la mesa reviven los reproches y las discusiones almacenados durante más de doce años. Aparece ahí el malestar del abandono. ¿Por qué será que todo se guarda y se deja ir entre platos? ¿Por qué será que cuando quedamos, sea con quién sea, lo hacemos para sentarnos a comer? Tal vez por la disposición, o tal vez por saber que cuando uno se sienta deben pasar el primer plato, el segundo, el postre y el café, para uno levantarse. Lo cual implica un tiempo de obligado asiento y por lo tanto de escucha.

La literatura tampoco se ha perdido dichos momentos. Durante esta edición de Swapetines he ido desde las recetas, al hornoy la merienda, para acabar aposentada. Y es que ya tenemos la mesa puesta y el paquete entregado hace unos días. He querido durante todo el proceso que fuera culinario a la vez que literario. Por eso he compartido con vosotros, y con él secretamente, los textos desde la cocina. Finalmente, creo que mi sevillano me descubrió antes de tiempo. Me ha encantado tejer para él y crear esta atmósfera gastronómica en todos los posts y también en su paquete. Los calcetines, aunque era un patrón sencillo, han sido tejidos con la minuciosidad de cada uno de los ingredientes. Las galletas típicas junto a su caja. Y como regalo sorpresa ese diario de recetas para tener las de cinco años, día a día, registradas. Se termina la edición con este post final. Mesa puesta, regalos hechos. El postre ha llegado a tiempo. De Lleida a Sevilla. Feliz de haber sorprendido a Jose con este olor y este calor que salen del horno y van directos a 1000km de aquí.
