Rejuvenecer, mejorar la piel, estar radiante… estos son algunos de los objetivos que las mujeres deseamos y perseguimos en cuanto a tratamientos de belleza se refiere. Y uno de los métodos más eficaces y rápidos de conseguir este tipo e mejoras en nuestro aspecto es recurrir a la medicina estética. Y ojo, no digo cirugía sino medicina estética, es decir, una serie de tratamientos y protocolos no invasivos ni quirúrgicos que ayudan a contrarrestar los efectos del envejecimiento y a mejorar problemas de la piel como manchas, arrugas, cicatrices, flacidez, etc.
Hace aproximadamente un mes me puse en manos del equipo de la Clínica Francesa Dray de Barcelona para probar uno de sus tratamientos estrella en medicina estética: el mesolift o “chute” de vitaminas para la piel.
El Doctor Simon Dray
Primeramente me realizaron un peeling con ácido glicólico reducido al 20% para eliminar las células muertas de la piel y dejarla lista para el tratamiento de vitaminas. Este tipo de peeling lo aplican en la clínica y pasados unos minutos lo eliminan con un bisturí. A priori da un poco de miedo eso del bisturí pero realmente tú no notas nada extraño y por supuesto, no te cortan ni nada de eso! Simplemente, con el bisturí consiguen eliminar las células muertas de manera más eficaz.
Después de aplicarme el peeling de ácido glicólico me aplicaron el tratamiento Mesolift. El Mesolift es un tratamiento de cuidado de la piel desarrollado por los Doctores Dray que ayuda a mejorar la calidad de la piel aportando luminosidad, evitando la deshidratación y mejorando el aspecto de pequeñas arrugas y líneas de expresión. El mesolift se basa en la mesoterapia (pequeños pinchazos) de vitaminas A, C y E y minerales como el zinc, el cobre, el selenio, el silicio, ácido hialurónico y cuarenta aminoácidos para nutrir y revitalizar la zona del rostro, el cuello y escote.
El mesolift es un tratamiento de mesoterapia de vitaminas.
Es un tratamiento que se puede realizar en cualquier momento del año puesto que no es fotosensible y de hecho se recomienda hacerlo al menos un par de veces al año, por ejemplo al inicio de la temporada de verano para preparar la piel y al finalizarla, para reparar la piel después de la exposición al sol, al cloro de las piscinas, etc. No es un tratamiento que duela ni moleste en exceso, como mucho puedes tener alguna pequeña señal de los pinchacitos durante unos días, pero se pasa enseguida.
El resultado se nota ya al día siguiente, puesto que la piel se ve más luminosa y como “rellena”, más pulposa y jugosa. Yo no tengo muchas arrugas así que no vi cambio en ese aspecto pero en general sí noté una mejoría del aspecto de la piel. En mi caso en particular el feeling previo me resultó un poco fuerte, porque últimamente me estoy dando cuenta que el glicólico ya no me sienta tan bien como antaño y mi piel reacciona un poco.
Si os apetece probarlo, el precio de cada sesión es de 150€ y lo podéis hacer en las Clínicas Dray de Madrid y Barcelona.
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