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Messi enchufa en cuartos a un Barça que recupera su esencia

Publicado el 17 marzo 2010 por Toni_delgado @ToniDelgadoG
Messi celebra uno de sus goles ante el Stuttgart -EFE.


Defiende Josep Guardiola que Leo Messi siempre juega bien, que la diferencia radica entre si lo hace bien, muy bien o extremadamente bien. Acomplejado con su selección, el 10 argentino ha sabido canalizar por completo la responsabilidad en el Barça en el momento más decisivo del curso, sostener a un grupo que durante las últimas citas había perdido su sentido colectivo para depender del personalizado en La Pulga. Y ocurría que Messi acumulaba los últimos seis goles de los azulgrana, un dato que decía mucho de él y poco del resto, un balance que el jugador amplió a siete con un gol fantástico que despejó dudas y tranquilizó a la afición, inquieta viendo cómo habían ido cayendo gran parte de los favoritos y el discreto partido de los azulgrana en Alemania. Messi dijo aquí estoy yo en un minuto, el 13, prohibitivo para supersticiosos y que resultó testimonio de un tanto inverosímil, propio, por habilidad, de la mejor versión de Ronaldinho, propio, por potencia, de aquel portento físico llamado Jimmy Floyd Hasselbaink que maravilló en un Atlético que bajó a Segunda. Messi hizo una diagonal desde la derecha y conectó un tirazo ante varios defensores. El balón entró por la escuadra del histriónico Jens Lehmann. El Barça estaba ya enchufado en los cuartos de la Champions y no tardó en demostrarlo con un segundo gol de Pedro, el 17º del canterano, tantos como muestra su dorsal. Messi marcaría el tercero en un reverso angelical y Bojan, nada más salir, en el 89, redondearía el 4-0. El pase a cuartos de un Barça sostenido y liderado por los jugadores de su cantera. Inter, Arsenal, Manchester, CSKA de Moscú, Girondins de Burdeus, Olympique de Lyon y Bayern de Munich pueden ser sus próximos rivales. La peor noticia fue la lesión de Busquets, otro contratiempo más para un equipo que había perdido en las horas previas a Xavi.

Es Messi un líder dentro y fuera, una estrella terrenal al que no se le ocurriría abroncar a un compañero por no pasarle la pelota. El mismo llamó boludo a su compatriota Gaby Milito por no participar en los festejos del triplete. El defensa no se sentía partícipe de los éxitos del grupo al ser la suya una lucha personal, sin focos ni titulares vistosos, por volver a la competición, pero Messi quiso que Milito no se sintiese desplazado. A él le dedicó el segundo gol contra un Stuttgart antagónico al del encuentro de ida y que al contrario que entonces no puso en apuros a Valdés nada más que en acciones que el árbitro anuló por ilegales. Desconectados Cacau ni Pogrebynak, impotentes ante la pareja Puyol-Piqué, los visitantes mostraron voluntad y optimismo, pero sin ocasiones reales.

Ibrahimovic, suplente


Respondieron los azulgrana a la cita y son el único representante de la Liga entre los ocho mejores de la Champions, una prueba más de que el torneo español está lejos de ser el más competitivo y espectacular del mundo como fue bautizado tras la llegada de Ronaldo. Y respondió el público, con la tercera mejor entrada de la temporada con 88.543 espectadores, una cifra sólo superada por los encuentros ante Real Madrid e Inter, felizmente clasificado con un golazo de Eto’o en Stanford Bridge. El camerunés no marcaba desde diciembre, pero surgió en el momento decisivo. Eto’o gana en las comparativas con Ibrahimovic, al que según cómo se mire Guardiola castigó con la suplencia. Aunque la opción más amable –y más probable– es que el técnico azulgrana premiase con la titularidad a Henry por su actuación ante el Valencia, ese papel tan valorado de revulsivo en un partido muy bien tejido y competido por los Emery hasta la expulsión de Maduro.


Henry, al que algunos había acusado de dosificar fuerzas para llegar a un nivel óptimo al Mundial, le dio dos asistencias a Messi y desatascó al grupo. Razones de sobra para Guardiola. Henry no destacó ante el Stuttgart, pero combinó bien con las bandas, propiedad la derecha de Messi y la izquierda de Pedro, tan tierno en sus declaraciones y tan voraz en el campo. Goleador en todas las competiciones. El canario ha tenido hasta el momento más repercusión que Ibrahimovic, aplaudido por el público nada más salir a calentar. El sueco respondió al aliento de la grada con un gol anulado en fuera de juego y una brillante asistencia a Bojan para que éste anotase el último y definitivo gol ante un Stuttgart en el que su jugador más enfocado por las cámaras de televisión fue su portero, Lehmann, que mereció la expulsión varias veces por provocar a público, rivales y árbitros. Hay cosas que todavía se acentúan con el tiempo.


Advertido por los estrepitosos fracasos de Real Madrid y Sevilla, el Barça impuso su propuesta desde el primer momento. Así que tuvo, retuvo y mareó el balón con la precisión y la rapidez que acostumbra. Sin excusas por la ausencia de Xavi, al que suplió Yaya Touré. El marfileño cumplió su acometido como hizo cerrando bien la defensa como central en dos citas capitales como la final de la Champions de Roma y de la Copa en Valencia. Es el Barça un equipo de especialistas, pero también de jugadores versátiles, de comodines capaces de rendir en uno y otro sitio. Y Messi sigue siendo su líder. La Pulga enchufó al equipo en cuartos. A un Barça de nuevo coral que ilusiona al barcelonismo. Con el corazón en la mano la grada quiso pronosticar: ¡Sí, sí, sí, nos vamos a Madrid! Una predicción que deberá ser corroborada con las piernas y desde la cabeza por el grupo. Y por Messi.




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