Messi levanta la pelota ante la salida de Diego López -EFE.
Hay pocos equipos que tengan la capacidad y el talento suficiente para discutirle el balón al Barça como el Villarreal, que también defiende un fútbol exquisito donde el cómo es innegociable y la plantilla está repleta de jugadores que provienen de su cantera. Resultó un choque entre hermanos de pizarra y ángel decidido por un jugador que ha convertido en costumbre marcar día sí y día también. Messi fue otra vez el acicate, el agitador del Barça con dos goles, con lo que suma 66 en 65 partidos. Un triunfo por 3-1 muy meritorio para los azulgrana como competido por su rival, tanto por juego como por salirse del reglamento con algunas patadas fuera de lugar a Xavi e Iniesta, el motor del equipo que lidera provisionalmente la Liga a la espera de cuanto pueda suceder en Gijón en la visita al Sporting del Real Madrid de Mourinho, al que Preciado llamó “canalla” por haber insinuado que dio por perdido el encuentro del Camp Nou. Un encuentro decantado con un gol de Villa, autor del primer gol ante el Villarreal, que empató por medio de Nilmar después de que el árbitro anulase un gol de Pedro por fuera de juego inexistente de Messi. Algo que, pensarán algunos, se compensó –¿realmente un fallo compensa otro fallo? ¿Es todo tan matemático?– con el tercer gol azulgrana, ilegal y en esa tesitura de La Pulga, que alargó la pierna para acompañar a un chute rebotado de Pedro y ya atesora otro récord: el de llevar siete partidos consecutivos marcando.Consciente de la entidad de un rival mayúsculo –el único resiste a los dos grandes aunque los medios de comunicación no le tomen en serio– el Barça empezó mordiendo, insaciable, tan enérgico como antaño en el Camp Nou, cuando durante la primera temporada de Guardiola resolvía partidos resueltos antes del descanso o al alcanzar el ecuador del primer tiempo. El problema de los azulgrana fue que pusieron el lazo antes de envolver el regalo, que lo hicieron todo menos concretar su superioridad. Messi pareció marearse tanto como sus tres defensores y no acertó en asistir a Pedro. Sería La Pulga quien tuviese la primera ocasión real con un cabezazo que salvó Diego López y el argentino tampoco acertó con el rechace. Una acción que había hecho posible Alves, el lateral que ataca de maravilla y que a veces se cortocircuita en defensa. Y en uno de esos momentos, pasado el cuarto de hora, el brasileño perdió su posición y Rossi y Nilmar, una de las parejas de delanteros más fructífera de la Liga, estuvieron a punto de sacar provecho con un gol. Pero el tanto que llegó fue para los azulgrana, un contraataque a un toque entre Xavi, Iniesta y Villa, que salvó con un toque sutil la entrada de Marchena para superar al portero del Villarreal. Un equipo al que ha marcado nueve goles en 14 partidos.
Partido 500 de Puyol
Llegó el gol anulado a Pedro y, en la siguiente jugada, el empate de Nilmar, el séptimo tanto que consigue el fichaje más caro del Villarreal. El Camp Nou sacó los pañuelos blancos indignado, creyéndose víctima de una estafa –para los pequeños se acabarían las existencias de pañuelos–. Los azulgrana persistieron en su cometido y Puyol, en su partido 500 con el Barça, a punto estuvo de repetir el gol que clasificó a España para la final del Mundial de Sudáfrica. Pedro se entretuvo demasiado valorando si le convenía más tirar, recortar o asistir a Messi y le pasó como a la lechera: vio como Capdevila se la arrebataba y Musacchio alejó el peligro.
Delgado Ferreiro parecía arbitrar con las manos metidas en los bolsillos, incapaz de sacarla para sancionar con tarjeta algunas acciones feas de los visitantes, como las de Cani, que paraba a Xavi de cualquier modo. Del centrocampista surgiría el segundo gol: combinó con Messi, éste con Pedro y el canario con el argentino, que levantó el balón por encima de Diego López en una finalización que hace mejor que nadie o que simplemente lleva su sello personal. Su 18º en el curso. El árbitro, eso sí, también escatimó la expulsión a Maxwell, que barrió a Borja fuera del área, pero siendo el último defensor de una defensa en la que Abidal fue el central izquierdo elegido tras las ausencias de Milito y Piqué por lesión y sanción, respectivamente. Achuchó el Villarreal, pero Messi acabó sentenciando el partido con un gol en fuera de juego. El argentino pudo marcar otro más de no haber terciado Marchena y el Camp Nou ovacionó a Xavi cuando fue reemplazado por Mascherano.
Barça 3: Valdés; Alves, Puyol, Abidal, Maxwell (Adriano, 85); Sergio Busquets, Xavi (Mascherano, 89), Iniesta; Pedro, Messi y Villa (Keita, 71). Villarreal 1: Diego López; Ángel, Musacchio, Marchena, Capdevila; Bruno, Borja Valero (Jefferson Montero, 77) Cazorla; Cani (Senna, 70), Nilmar y Rossi (Rubén, 84).