Revista Cultura y Ocio
Conservo recuerdos pronunciados de mi infancia.Antonio Ramos Sucre
como un oxidado automóvil, dejado por sorpresa en un recodo del olvido y que sirvió en la infancia para el abandono feliz de las fantasías.Como un libro que se leyó a escondidas mientras la tarde se prolongaba en la imaginación alegre de un niño que en silencio procuraba sus primeros encuentros consigo mismo.Como la gloria de sentirse pájaro después de haber trepado por las flores inexplicables de un árbol llamado poma-rosa.Como el vértigo dichoso de lanzarse sobre un río sintiendo que el riesgo era entonces la palabra justa para sentirse hombre.Como el afán del corazón de un colibrí atrapado en las caricias de un niño extrañamente silencioso.Como la sensación del extravío oportuno entre los árboles mientras la selva lanzaba nuestros ojos hacia el nido de los pájaros del sueño.Como un recuerdo que llega de repente sentenciando para siempre que el paraíso lo tuvimos en la infancia.