Metadatos, ese es el término con el que a partir de ahora tendremos que tener cuidado. Una nueva forma de controlar, saber y vigilar sin que lo sepamos. Al principio cuando oí la palabrita en cuestión pensé que se trataba de una base de datos inmensa donde se recopilaban todos los archivos desde el Génesis hasta el día de hoy, pero como me equivoco más que el Gobierno estatal poniendo medidas, les voy a contar en qué consiste el asunto.
Al parecer los Metadatos, y corríjame por favor algún informático, y no herrero, si estoy errando, es un sistema de almacenamiento de datos que de forma residual se queda, por ejemplo, en las fotos que sacamos con nuestros teléfonos móviles de última generación. De esta manera, la información recogida en estos metadatos pasa desde el día y la hora en que se sacó la foto, hasta la correcta ubicación geográfica del lugar donde se tomó la instantánea gracias a los datos facilitados por el Gps.
Y fíjense si la cosa es real, que estos “megadatos” han servido en algunas ocasiones para arrestar a algún malhechor que no ha sido lo suficientemente inteligente de protegerse de la autoridad haciendo públicas fotos de sus andanzas en redes sociales. Qué sorpresa se llevó el último mafioso apresado al verse rodeado de gendarmes, policías o agentes fedetarios por culpa de una imprudencia de este tipo y cuando se pensaba que nadie sabría que se escondía en casa de su suegra. Tras ser arrestado, según cuentan, agradeció a los agentes que le pillaran puesto que dicen que aseguró que no había peor cárcel que la casa de su suegra.
Pero no es la única función que se le puede dar a esta información. Para los cansinos que no paran de seguir a los famosos, estos metadatos sirven para conocer por ejemplo, que restaurantes frecuentan la gente Vip, Chic o Nesquik, y que, tras una instantánea publicada imprudentemente en una red social, da a conocer el lugar en el que están comiendo las célebres estrellas y esperar apostados en el exterior con las cámaras de fotos cargadas y las relucientes grabadoras, la salida de los mismos.
Es por ello por lo que me permitirán que no les revele la forma de sacar estos datos de una foto colgada en internet puesto que para mí sería una faena tener que volver a lidiar con mi novia ya que por culpa de uno de estos metadatos supo cómo la había engañado. Me saqué una foto con el mar de fondo (de un bonito cuadro), porque le dije que iba a pescar con unos amigos y la que me pescó fue ella a mí, al encontrarme charlando con una rubia en el “Bar de Mar”.
Y es que donde esté una buena foto con las cámaras de toda la vida que se quite el resto, porque con aquellas al menos, tenías una semana, tiempo que tardaban en revelarse, para inventarte alguna excusa por si acaso. Así que tengan cuidado con lo que hacen puesto que ya lo dijo Mitchell Kapor, al asegurar que “Obtener información de internet es como intentar beber agua de una boca de incendios”.
Esta es la crónica habitual, de un día como otro cualquiera…