#MeToo

En ocasiones miramos hacia otro lado acerca de algún asunto, por indiferencia, deliberadamente o simplemente creemos que el asunto no es de nuestra incumbencia. Pero en esta ocasión el asunto es cuestión de todos, porque no existe ser humano que no provenga de una mujer.

El escándalo sobre acoso sexual estallo en Hollywood a principios de octubre cuando el The New York Times y la revista The New Yorker destaparon lo que era un secreto a gritos. El acoso sexual perpetrado por productores como Harvey Weistein hacia algunas actrices, desde ese momento una tormenta se desato. Más de 200 mujeres se sumaron a las denuncias y miles se han sumado en apoyo a las valientes que se han decidido a no guardar más el secreto de los abusos a las que fueron sometidas por quienes detentaban posiciones de poder.

Desde entonces lo que comenzó como un asunto de Hollywood rápidamente se amplió a otras áreas de la cultura, las empresas, la cultura y obviamente los políticos no se escaparan. Esas valientes mujeres rompieron el silencio a pesar que les constara quedar expuestas ante una sociedad hipócrita.

Para ellas el salir a denunciar el abuso al que fueron sometidas es atraer las miradas y revivir el dolor por muchos años guardado. Esta misma situación es la que ocasiona que muchas guarden silencio, es preferible callar que padecer el bochorno que todo mundo se entere y con este accionar permitir que los abusadores depredadores queden impunes.

La pregunta que surge, ¿Acaso esto solo pasa en EU? ¿En Hollywood? Bien intuimos que no, principalmente porque en Latinoamérica todavía vivimos con la conducta cavernaria del machismo arraigado. ¿Cuántas de nuestras mujeres, hermanas, primas o hasta madres habrán sufrido de abuso? pero lo callan por vergüenza.

¿Qué ocurriría si las mujeres del mundo decidieran romper el silencio? ¿Qué ocurriría si las mujeres de nuestro Panamá no callaran más y se atrevieran a decir #MeToo? ¿Las aplaudiríamos o serian victimas de sus propias denuncias? ¿Qué hacen nuestros diputados en esta materia?

Aún hay mucho que hacer y si los actuales diputados miran hacia otro lado, entonces es tiempo de contratar nuevos.