A la hora de acercarnos a este tema, hay que cambiar nuestra mentalidad respecto a la de ahora, ya que actualmente estamos muy acostumbrados a utilizar el sistema métrico decimal para realizar mediciones de casi cualquier tipo.
El metro, la principal referencia de este sistema métrico decimal, es la diez millonésima parte de un cuadrante de un meridiano terrestre. El kilo es el peso un decímetro cúbico de agua en su máxima densidad. Tienen una base científica y artificial.
Las medidas antiguas están relacionadas con la vida cotidiana. Tenían un carácter social y político muy asentado. Forman parte de un mundo complejo y conflictivo, a la vez que muy variado. Estas medidas tenían que ver con la tierra, los aperos de labranza, la institución a la que había que pagar los diezmos o los impuestos correspondientes, etc.
Las medidas también son expresión de poder, ya que la capacidad de poner equivalencias es muy importante en la vida diaria de las personas, y no pocos conflictos surgieron a lo largo de la historia por este motivo. Estas son realidades que hoy en día resultan difíciles de admitir, porque actualmente ya no se dan este tipo de conflictos.
Existieron diversos procesos políticos que trataron de imponer las medidas que mejor convenían a cada poder. Hay un elemento presente con frecuencia en la historia: la figura de los mercaderes, que eran considerados como fieles medidores encargados de vigilar que no se hayan manipulado las medidas o que no se defraude. Al final, se acaban fijando unidades estandarizadas para evitar conflictos.
Muchas de las medidas del pasado tenían una medida antropométrica (es decir, que tienen que ver con el ser humano), llegando a tener, en algunos casos, nombres de partes del cuerpo. En el caso de las medidas de superficie, existían dos tipos de denominaciones: las que tienen en cuenta el tiempo de trabajo realizado, con medidas como la yugada, el jornal, la jornada, etc., o las que tenían en cuenta la cantidad de semilla sembrada, que normalmente el nombre que se le da es el mismo que el del instrumento de capacidad empleado. Por ejemplo, en Galicia, la medida más conocida es el “ferrado” (que en otras partes de España se conoce con el nombre de celemín). Para los que no lo conozcáis, esto es un “ferrado” (el instrumento de capacidad, me refiero):
Buena parte de los productos que se miden al peso hoy, no se medían así en el pasado, sino que se medían por capacidad. Durante gran parte de la historia no se pesa con balanzas, pues hay desconfianza.
Otro conflicto muy típico entre campesinos y señores a lo largo de la historia es la forma de medir los impuestos o diezmos que los campesinos tenían que pagar a los señores (recordemos que durante mucho tiempo, estos impuestos o diezmos se pagaban en especie, en gran parte de los casos, con la entrega de una parte de las cosechas). Los campesinos siempre querían formas de medir más pequeñas, mientras que los señores siempre querían formas de medir más grandes.
También había muchas discusiones en cuanto a la forma del recipiente en el que se tenían que entregar estas cosechas. Acaba habiendo una legislación que regula esto. Para que este mundo cambiase, era necesario experimentar dos fenómenos coincidentes en el tiempo: un fuerte desarrollo económico y de mercado, y una revolución social que cambiase las estructuras sociales.
Esa realidad se da en Francia en 1789 en la famosa Revolución Francesa. En este tema, los revolucionarios franceses tuvieron como objetivo crear un criterio de medida universal, libre, que surgiese del pueblo y que no estuviese sometido al poder, que fuese igual para todos, y que en consecuencia, hubiese fraternidad entre todos los seres humanos.
La academia de París discutirá sobre esto, y finalmente presentó un proyecto. Las bases de este nuevo criterio de medida tenían que estar basadas en la naturaleza. Como punto de partida, se pensó en que se tomara la diez millonésima parte de un cuadrante de un meridiano terrestre como la base de este sistema, lo que dio lugar, finalmente, a la creación del metro. El metro tendría múltiplos y submúltiplos basándose en el sistema decimal.
A pesar de las dificultades, finalmente lo consiguieron hacer. Este trabajo culminará en 1799, y lo presentarán en diciembre de ese mismo año. A partir de ahí, se fabricaron los primeros instrumentos de medida, y a partir de ahí, se van difundiendo.
Lo tuvieron difícil, pues tardaron varias décadas en que este sistema tuviese éxito. De hecho, en la propia Francia, el sistema métrico estuvo abolido durante algunas décadas, debido a los diferentes avatares políticos. En España en 1849 se adopta como medida oficial.
Pero, aunque las leyes digan una cosa, la práctica es otro cantar. El proceso de expansión del sistema métrico fue muy lento, aunque la introducción en la enseñanza del sistema métrico contribuyó mucho a su expansión. En 1871 se creó una oficina en París para la difusión del sistema métrico.
El sistema métrico no supuso ni mucho menos la extinción de las medidas antiguas. Además, tampoco el sistema métrico lo ha ocupado todo, por ejemplo, el tiempo o el papel, que aún a día de hoy no se miden por el sistema métrico, sino que se miden por el sistema sexagesimal y el gramaje, respectivamente. Aún así, consiguió su objetivo.
Simón de Eiré