Revista Cine
Parece ser que uno de los menesteres que me ha sido reservado en el orden cósmico es el de escarbar pilas de discos (reales y virtuales) hasta convencer a los hispanohablantes del planeta de que la música electrónica no es una mera repetición de esquemas deshumanizados, ni se reduce a que un señor deje una maquinita funcionando mientras sale a la calle a fumarse un cigarrito o se adentra en su relación con alguna techno-groupie. ¿Cuál es una de mis obsesiones, en el desempeño de tan noble pero cruelmente árida tarea? Discernir, de entre toda la música de hoy en día, qué queda y qué no en los confines de las fronteras entre géneros. Más cuando ese monstruo amenazador de dos cabezas, llámese indie llámese alternativa hace guardia ante las puertas de mi casa, dispuesto a apropiarse de lo que es mío, dispuesto a reivindicar paternidades como si ello fuera un acceso seguro a los beneficios sociales. Que si no porque lleve sintetizadores es electrónica, que el espíritu y la formación son pop (o rock, o funk, el tipo es insaciable),que los instrumentos son meros transmisores del mensaje. Y yo soy uno solo, y mis fuerzas son escasas y he de dosificarlas.Metronomy no son un grupo de electrónica pura, de acuerdo. Veo fotos, ya sabéis lo de mi pereza para documentarme en exceso, e interpreto que hubo una formación previa, anterior a The english Riviera, donde dos de los miembros (los fundadores situados en los extremos derecho e izquierdo de la foto) fueron posteriormente sustituidos por la sección rítmica (batería y bajo) que a la postre parece haber sido la que les ha encumbrado. Esto de las secciones rítmicas mixtas (chica batería, chico bajista) me recuerda irremisiblemente a los Talking Heads: otro ejemplo de banda con los pies en las fronteras de treinta y siete géneros diferentes. Además, me arriesgaré y diré que Anna Prior, batería, es oficialmente la mujer más sexy del mundo en lo concerniente al subsector del planeta consistente en varones obsesionados por las formaciones musicales de públicos minoritarios. Una chica de largo pelo y largas piernas que toca la batería sin sonreír bobamente diciendo me han dicho que me ponga aquí. En alguna crítica de esas que leo a cientos vi definir el sonido de Metronomy como elegante. A mí el término elegancia me da mucho miedo en los entornos musicales. Elegante se puede llamar a un plasta como a Michael Bublé (un gran puaj), a la insípida Diane Krall, pero yo creo que la elegancia esa remite más a la pulcritud sónica de unos Steely Dan a las cuatro de la madrugada, con los ceniceros y los vasos del estudio tirados por todos lados, o a la meticulosidad ermitaña de los Prefab Sprout de Jordan the comeback. Aún así, el término elegante me rechina cuando veo a los dos frontman del grupo, que parecen escapados de un set de figurantes para The It Crowd (de hecho el bajista parece un protagonista de The It Crowd y la batería una aspirante a novia de cualquier protagonista de The Big Bang Theory). En fin: llegado este momento en que, de acuerdo con los parámetros de longitud de texto una antigua lectora establecía que me estaba prolongando demasiado, me doy cuenta de que apenas he mencionado como suenan estos pillastres. Que de hecho es lo que me ha traído aquí (aparte de recordar que esto hará disfrutar al convincente Gon, compañero de la red y fan declarado del grupo). Mejor un ejemplo que no suelo poner. Espeluznante actuación en vivo de apenas hace unos meses: festival con público entregado y repertorio basado en el disco: increíble toma de Some written que se aprovecha para presentar la irrupción del grupo en el escenario. Impresionante pasaje instrumental y final del tema que enlaza con el huracán rítmico de The bay.Otra más que me debéis.