Imagínense una gigantesca ciudad del futuro, en la que el cemento abarca casi todo lugar donde llega nuestra vista, y donde cohabitan socialmente humanos y robots.
Imaginen una sociedad declaradamente desigual (con sus "sectores-ghettos" incluidos), en la que las tensiones entre dichos humanos y robots simplemente son inevitables, pues ambos aspiran a los mismos puestos de trabajo, y comparten necesidades similares, pero no tienen los mismos derechos. Pues bien, ya tienen el contexto de la historia que nos cuentan en Metrópolis, una historia donde el detective Shunsaku Ban y su Sobrino Kenichi buscarán en algún lugar de la agitada urbe al doctor Laughton, un hombre que ha creado a un misterioso cyborg llamado Tima, con oscuras intenciones.Esa es la premisa de la que parte una historia a todas luces lenta, en la que a veces parece que lo que se ve importa más de lo que se cuenta. Metrópolis es una obra intencionadamente preciosista y pretenciosa, para muchos aburrida. Para mí toda una experiencia, en la que música e imagen son la clave y el motor. La causa y el efecto del disfrute. Plana en su historia principal, pero poderosa en su contexto y en su forma. ¿Veredicto?, un seis y medio de nota que se reflejará en 7 estrellitas por haberme dejado constantemente con la boca abierta.Disfrútenla...