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La emoción del futbol
Verdaderamente emocionante el partido de México contra Alemania en su versión sub 17, me emocioné hasta los huesos al ver la hombrada de unos chicos imberbes, ganarle a una de las potencias mundiales, a unos orgullosos alemanes, poco acostumbrados a perder con mexicanos, a los que generalmente derrota en las contiendas de las patadas.Julio Gómez se vistió de héroe con sus dos goles, especialmente el segundo, anotándolo magistralmente, vendado y sangrante dispuesto a dejar sobre el campo de futbol el sudor y la sangre. En un partido de futbol Alemania contra Italia, en México 70’; Franz Beckenbauer juega con la clavícula fracturada; aún así Alemania perdió 4- 3.México festeja hasta la simiente este triunfo, no porque sea sonado o futbolístico, festeja porque está hambriento de triunfos; una derrota o un triunfo en el ámbito futbolístico no significa nada; no por haber ganado a Alemania los chavales este siete de julio, amanecieron menos pobres en México, los criminales pararon de asolar el país, hay menos corrupción o Leonardo Valdez se largó del IFE; no pasa nada de eso; es un simple juego, incluso intrascendente para el desarrollo del país.Quienes si vibran y ganan con estos resultados, son las televisoras y los empresarios del futbol, ellos si ven ganancia, ellos exaltan la pasión del futbol para llevar carretadas de dinero a sus cuentas bancarias.Los mexicanos festejamos los triunfos de los mexicanos como propios; con la bolsa y la panza vacía gritamos coreamos emocionados un gol, olvidándonos por un instante de la miseria que corroe a las familias de México. Dos goles de un muchachito nos emociona hasta el llanto, pero esa es la estrategia, que cambiemos los verdaderos interesas del país por patadas a un balón. Los medios de publicidad, hasta el cansancio nos repiten el triunfo y los goles de Julio Gómez, ojalá, así festejaran cuando otro muchachito se titule en su posgrado con notas altas, u otro investigue y desarrolle las verdaderas cosas que sacan adelante a un país sumido hasta el pescuezo en el subdesarrollo.