México ha reportado más de un millón de casos positivos de COVID-19 y se acerca a la terrible marca de 100 mil defunciones producto de la enfermedad. En las últimas 24 horas, se han añadido a la lista total de casos una 5.682 personas diagnosticadas con el virus del SARS-CoV-2.
Según datos de la Universidad Johns Hopkins, el país mantiene la cuarta cifra más alta de muertes por el virus del mundo después de Estados Unidos, Brasil e India con 98.259 muertes. También tiene el undécimo número más alto de infecciones.
Los críticos culpan al gobierno del creciente número de víctimas del COVID-19. Esto por la negativa del estado de implementar y seguir las prácticas aceptadas internacionalmente en el manejo de una pandemia. Incluyendo el uso de mascarillas, hasta los cierres, las pruebas y el rastreo de contactos.
El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, ha dicho anteriormente que cualquier prueba más amplia sería “una pérdida de tiempo, esfuerzo y dinero” y las mascarillas las ven como “una medida auxiliar para evitar la propagación del virus”.
Sin pruebas no se dimensiona la pandemia
Desde que comenzó la pandemia, México ha logrado realizar sólo 2,5 millones de pruebas a sus ciudadanos. Esto es porque solo las personas gravemente enfermas se hacen la prueba, lo que constituye apenas el 1,9 por ciento de la población. Esto ha dificultado enormemente la trazabilidad y rastreo de contactos, detectar brotes tempranos o identificar a los asintomáticos.
Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador casi nunca usa una máscara. Aunque ya el gobierno ha declarado un cierre en el mes de marzo, las actividades económicas esenciales permanecieron abiertas, sin sanciones por incumplimiento.
La Ciudad de México, epicentro del brote en el país, ha intentado un enfoque alternativo, que consiste en identificar los barrios donde se han producido conglomerados de casos y prestarles especial atención. Carteles de advertencia de color amarillo espeluznante que dicen “¡Cuidado! Esta usted entrando en zona de alto contagio”.
Algunas medidas en CDMX
La alcaldesa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, anunció el viernes el cierre de bares por 15 días. Además de horarios de cierre anticipados para restaurantes, cines y gimnasios debido al repunte de las infecciones por coronavirus y las admisiones hospitalarias durante la última semana.
Sheinbaum también dijo que las pruebas diarias se incrementarán a 10.000. Pero para los médicos de primera línea, la respuesta oficial ha sido en ocasiones frustrante.
El Dr. Arturo Galindo, jefe del programa de enfermedades infecciosas del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición, ha visto su unidad de cuidados intensivos llenarse hasta el 100% de su capacidad en las últimas semanas a medida que los mexicanos se relajaban y comenzaban a celebrar más eventos y reuniones. El hospital ahora está enviando casos críticos de COVID-19 a otros centros de tratamiento.
“He tenido discusiones en la calle cuando digo: ‘Oye, ponte la mascarilla’, y la gente me discute, citando el argumento ‘bueno, el presidente no’, y ese es su único argumento”, señaló Galindo.
“No estaría mal si él (López Obrador) diera el ejemplo”.