LIDIA MARTÍN
(O la historia del pescador, la serpiente y la rana)
Érase una vez un pescador dominguero que salió con su barquita de remos a pasar una agradable mañana de pesca. No fue especialmente fructífera y ya estaba prácticamente dormitando cuando vio acercarse una serpiente que traía entre sus fauces una rana atrapada. El pescador se compadeció de la pobre ranita, pero pensó también en la serpiente, que probablemente no tendría qué comer. Así que optó por poner en marcha lo que le pareció que sería la solución a los problemas de ambas. Decidió darle a la serpiente unas gotas de aguardiente, ya que no tenía mucho más que ofrecerle, y con este intento consiguió que la serpiente soltase a su presa. La rana saltó feliz y se alejó, al igual que lo hizo la serpiente, satisfecha con la ración de aguardiente que el pescador le había proporcionado.
-¡Qué inteligente he sido!- pensó el pescador. -¡He matado varios pájaros de un tiro, así que todos contentos! Qué poco se imaginaba él que, minutos más tarde, encontraría a la serpiente llamando su atención en el lateral de su barca… ¡esta vez con dos ranas en la boca!
Sirva esta pequeña historia parafraseada para intentar ilustrar el pensamiento que se me venía a la cabeza estos días atrás cuando indagaba un poco más en la llamativa noticia acerca de que se estuviera considerando la posibilidad de construir una mezquita en la zona cero de Nueva York, la que en 2001 fuera el escenario del derrumbe de las Torres Gemelas y otros edificios colindantes como consecuencia de un ataque terrorista perpetrado por Al Qaeda.
Pueden leer aquí el artículo completo de esta escritora y psicóloga, de fe protestante, titulado Mezquita en la zona cero.