Interesante este nuevo restaurante italiano que ha abierto con muy altas aspiraciones, y la verdad es que parece tener bastantes tintes de éxito futuro. De la extinta Taverna Siciliana han surgido dos proyectos nuevos. Por un lado el Mercato Ballaró (en la calle Santa Engracia, en el local que ocupara el desaparecido Stendhal), con algunos buenos platos pero un malísimo servicio. Por otro lado, nace este otro proyecto, Mezzogiorno, en el Barrio de Salamanca, aunque algo retirado del circuito habitual. El que fuera maître de la Taverna, Maurizio Oggianu, se ha hecho cargo de la cocina de este pequeño restaurante, y por lo visto hasta ahora (lleva abierto desde verano) parece que no se le da demasiado mal. Con una cocina eminentemente del Sur de Italia, una carta bastante corta que esperamos cambie con frecuencia y un servicio atento al que sin embargo le falta aún algo de rodaje. En el local, un pequeño sótano casi escondido, predomina el blanco y el ladrillo visto. El ambiente es tranquilo, relajante.
De aperitivo nos sirvieron una focaccia blanca, con una crema de berenjenas y hierbas aromáticas. Sencillo pero muy rico y curiosamente refrescante. Como entrantes, compartimos un par de cosas. Empezamos con unas verduras a la parrilla con burrata pugliese y hierbabuena, que estaba exquisito. La burrata muy fresca y tierna, y las verduras al dente. Seguimos con una focaccina de sardinas, a la que le faltaba “algo de gracia” y que resultaba demasiado seca. Probablemente podrían mejorarla añadiendo delante del comensal un
chorrito de aceite aromático.
Tagliatelle con cangrejos
Entre los segundos la oferta es algo limitada. Básicamente, cuatro pastas, un risotto, una carne, un pescado, y alguna sugerencia fuera de carta. Probamos un risotto, una pasta de la carta, y dos pastas de sugerencia. El risotto, con pato, estaba con la cremosidad perfecta y muy bueno de sabor. Si hay que ponerle alguna pega, probablemente sería que tenía demasiado pato, y poco arroz. Curiosa esta generosidad, por la que desde luego no les deberíamos criticar. De la carta tomamos unos pappardelle con hierbabuena. Normalmente van con requesón, pero se les había acabado. Sin el requesón es un plato de pasta muy sencillo, en el que el protagonista era el punto de los pappardelle, muy al dente.Me quedo con ganas de probarlos con el requesón. De las sugerencias, nos decantamos por unos tagliatelle y unos linguini. Los tagliatelle venían con cangrejitos. Sabor muy intenso a mar, con un guiso de cangrejo que le daba importancia y untuosidad al plato. Nos encantaron, aunque eran bastante contundentes. Para terminar, los linguini con pulpo, que sin duda fue el plato que menos nos gustó de cuantos probamos. Demasiado fuerte y salado, la pasta era casi una convidada de piedra en el plato.
Entre los postres, como en el resto de la carta, una oferta reducida. Destaca un maravilloso tiramisú, como el que tenían en la Taverna Siciliana. Suave, cremoso, con los bizcochos bien bañados en ron (que no Marsala). También probamos un budín de chocolate, bastante normalillo, y un helado de vainilla que no está a la altura. Si quieren ofrecer helados, por un lado tienen que cambiar de proveedor, o mejorar la receta si es que es de ellos. Por otro lado, no se puede ofrecer sólo helado de vainilla. Tienen que ofrecer más sabores.
Como conclusión, un local que habrá que seguir de cerca en los próximos meses, y si mantienen la línea que han adoptado de inicio, pueden llegar a convertirse en uno de los grandes italianos de Madrid.Eso sí, suponiendo también que mantengan los precios, que ahora mismo, y para lo que estamos viendo en Madrid últimamente, son muy comedidos.
Datos Prácticos:MezzogiornoC/. Lagasca 134Madrid
Tel.: 915 643 076 Precio medio: € 30No accesible silla de ruedas (se accede al local por unas estrechas escaleras que bajan al sótano)