
Si bien debo reconocer cierto encanto en Kids, su primer hit, que olía a divertimento de dos estudiantes de Connectica (lo que eran), su último trabajo Congratulations supone una diarrea mental que rezuma pretensión por los cuatro costados, desde la portada con un Poochie de medio pelo surfeando, hasta la última de sus canciones. Hay que reconocerles algo positivo: la gran calidad de la producción. Pero ¡qué menos! Sólo jodería que fuese pretencioso sonando a lata.
Vayamos al lío. Estos muchachos de veintisiete tacos han conseguido lo que
Han intentado vendernos una moto, pero yo no compro. Esta vez, no.